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Un tesoro histórico en el corazón de Honduras: El reloj de Comayagua, el más antiguo de América

En la encantadora ciudad de Comayagua, Honduras, se encuentra un verdadero tesoro que ha marcado el paso del tiempo por más de nueve siglos. El reloj de la catedral de la Inmaculada Concepción, conocido como el reloj de Comayagua, es considerado el más antiguo de América y una joya de la ingeniería medieval que sigue funcionando hasta nuestros días.
Este reloj, construido alrededor del año 1100 por los moros durante su ocupación en España, tiene una historia fascinante. Originalmente instalado en el palacio de la Alhambra en Granada, fue donado por el rey Felipe III a la ciudad de Comayagua en el siglo XVII, convirtiéndose en un símbolo de la conexión entre el Viejo Mundo y las Américas.
El mecanismo del reloj es una maravilla de la ingeniería antigua. Funciona con un sistema de engranajes, cuerdas, pesas y un péndulo, marcando las horas, medias horas y cuartos con campanadas que resuenan en la ciudad. Su carátula, ubicada en la fachada de la catedral, muestra el número romano cuatro como IIII, un detalle que refleja su antigüedad.
El reloj comenzó a operar en Comayagua en 1636, inicialmente en la iglesia de La Merced, que entonces fungía como catedral. En 1711, fue trasladado a la catedral de la Inmaculada Concepción, donde permanece hasta hoy. Durante más de 400 años, ha sido testigo de la historia de Honduras, desde la época colonial hasta la modernidad.
A lo largo de su existencia, el reloj ha sido cuidadosamente mantenido. En 2007, fue sometido a una restauración liderada por el maestro relojero guatemalteco Rodolfo Antonio Cerón Martínez. Este proceso, apoyado por la alcaldía de Comayagua y el Instituto Hondureño de Antropología e Historia, aseguró que la maquinaria continuara funcionando con precisión.
El reloj no solo es un prodigio técnico, sino también un ícono cultural. Cada año, sus campanadas marcan la llegada del Año Nuevo, atrayendo a miles de visitantes que se reúnen en la plaza central de Comayagua para celebrar. Este evento, transmitido por televisión nacional e internacional, destaca la importancia del reloj para los hondureños.
La catedral de la Inmaculada Concepción, que alberga el reloj, es otro tesoro histórico. Construida entre 1650 y 1715, es una de las más antiguas de América y un ejemplo sobresaliente de la arquitectura colonial. Su estructura, con tres naves, cinco cúpulas y una torre con ocho campanas, complementa la majestuosidad del reloj.
Para los habitantes de Comayagua, este reloj es más que un instrumento para medir el tiempo. Representa la resiliencia, la historia y el orgullo de una ciudad que fue la capital de Honduras hasta 1880. Su sonido, que resuena cada 15 minutos, es un recordatorio constante de su legado.
Visitar Comayagua es una oportunidad para maravillarse con este reloj único y explorar una ciudad que respira historia en cada esquina. Desde su arquitectura colonial hasta sus tradiciones, como la obra de teatro Los Diablitos, Comayagua ofrece una experiencia inolvidable para quienes buscan conocer el alma de Honduras.
El reloj de Comayagua no solo es un monumento al pasado, sino también una inspiración para el futuro. Su capacidad para seguir funcionando después de casi un milenio demuestra el ingenio humano y la importancia de preservar nuestro patrimonio cultural para las generaciones venideras.

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