Imagen generada por IA con fines informativos o representativos. Digital Plural se deslinda de cualquier uso o interpretación.

Bogotá enfrenta la crisis de heroína con una sala de consumo supervisado única en Sudamérica

En el corazón de Bogotá, un proyecto pionero busca salvar vidas frente a la creciente amenaza de las sobredosis de heroína. La sala de consumo supervisado Cambie, la primera de su tipo en Sudamérica, abrió sus puertas en junio de 2023 para ofrecer un espacio seguro a las personas que consumen drogas inyectables. Este lugar no solo proporciona jeringas limpias, sino que también capacita a los usuarios en prácticas seguras para reducir riesgos.
Christian Camilo Amaya, un usuario de la sala, representa la realidad de muchos. Con un tatuaje de una calavera atravesada por una jeringa, dejó atrás el consumo en las calles para acudir a Cambie. Aquí, deposita sus jeringas usadas en contenedores especiales y recibe orientación sobre cómo inyectarse de manera higiénica. La sala le ha permitido aprender protocolos que antes desconocía, marcando una diferencia en su vida.
Desde su apertura, Cambie ha atendido a 87 usuarios registrados, de los cuales el 26% son migrantes venezolanos. En este tiempo, ha revertido 14 sobredosis, incluyendo cuatro en las calles cercanas. Daniel Rojas, coordinador del proyecto, destaca que salvar vidas es el principal objetivo, pero también se busca reducir el impacto en la salud pública y disminuir la presencia de jeringas en espacios públicos.
La sala pertenece a la corporación sin ánimo de lucro Acción Técnica Social, que planeó el proyecto desde 2022 tras consultar directamente a los usuarios y buscar asesoría técnica en México. Además de ofrecer material estéril, Cambie proporciona comida, talleres de prevención y orientación para el manejo de sobredosis. Estas acciones han permitido atender emergencias de manera efectiva, incluso en casos complejos.
David Moreno, integrante del equipo, relata la dificultad de manejar sobredosis. Más allá de administrar naloxona, el medicamento que revierte las sobredosis, el reto es evitar que los usuarios consuman de nuevo inmediatamente después. En una ocasión, Moreno tuvo que contener físicamente a una usuaria que, al recuperarse, reaccionaba con violencia, mostrando la intensidad de estas situaciones.
Cambie no solo se enfoca en la salud individual, sino también en la comunidad. Al recolectar jeringas usadas, el programa reduce los riesgos de contagios accidentales en las calles. Rojas explica que han entregado más de 40,000 jeringas y recolectado unas 15,000, contribuyendo a un entorno más seguro para todos los habitantes de Bogotá.
El proyecto ha recibido atención internacional. Sam Rivera, director de OnPoint en Nueva York, visitó la sala y la describió como una versión en miniatura de iniciativas similares en Estados Unidos. Sin embargo, Rivera subraya la necesidad de más salas, ya que los usuarios suelen consumir donde están, y pide combatir el estigma que rodea estos espacios.
A pesar de sus logros, Cambie enfrenta desafíos. La falta de lineamientos claros en Colombia y limitaciones como la ausencia de tanques de oxígeno dificultan su labor. A nivel local, el programa sigue siendo una excepción en un continente donde las políticas de reducción de daños aún son incipientes.
La sala de consumo supervisado representa un enfoque humano frente a una crisis compleja. Al priorizar la salud y la dignidad de los usuarios, Cambie no solo salva vidas, sino que también plantea un modelo para otras ciudades que enfrentan problemas similares. En Bogotá, este pequeño espacio marca un gran paso hacia un futuro más seguro.

Compartir:

Noticias Relacionadas