Una noche de caos se vivió en la Ciudad de México durante la madrugada del domingo 23 de marzo, cuando múltiples incendios estallaron en distintas zonas, dejando tras de sí destrucción y alarma entre los habitantes. Los bomberos trabajaron sin descanso para controlar las llamas que arrasaron con autos, una vivienda y una maderería.
En la alcaldía Tlalpan, un voraz incendio en una maderería ubicada en la carretera México-Cuernavaca generó columnas de humo visibles a kilómetros. Las llamas, que alcanzaron más de 20 metros de altura, consumieron unos 200 metros cuadrados de material inflamable, desatando el pánico en la zona.
Por otro lado, en la colonia Portales Sur, delegación Benito Juárez, el fuego devoró tres vehículos estacionados frente a una casa. Los vecinos, atónitos, observaron cómo las autoridades intentaban contener el siniestro que amenazaba con extenderse a las viviendas cercanas.
En la alcaldía Coyoacán, otra emergencia tuvo lugar en la calle Xicoténcatl, donde una casa quedó reducida a cenizas. Los residentes fueron evacuados a tiempo, pero el siniestro dejó en evidencia la vulnerabilidad ante estos incidentes.
La respuesta de los bomberos fue inmediata, pero la magnitud de los incendios pone en tela de juicio la seguridad en la capital. Las autoridades no han esclarecido las causas, aunque la sospecha de extorsiones y la falta de medidas preventivas comienzan a sonar entre los afectados.
Este tipo de eventos, cada vez más frecuentes, reflejan un preocupante aumento en los riesgos que enfrenta la ciudadanía, mientras el gobierno municipal parece incapaz de garantizar la tranquilidad de sus habitantes. La madrugada dejó un saldo de pérdidas materiales y un creciente temor entre los capitalinos.