La ciudad de Poza Rica, Veracruz, lleva tres días sumida en una ola de violencia que no da tregua. En las últimas 72 horas, la inseguridad ha escalado a niveles alarmantes, con ataques armados, amenazas y un intento de asesinato contra un periodista que sacude a la comunidad.
El miércoles por la noche, reporteros del medio Presente Veracruz fueron blanco de un ataque armado en la colonia Prensa Nacional. Un comando disparó contra el vehículo en el que viajaban, hiriendo al periodista Ricardo Villanueva y a su escolta. Este no es un hecho aislado: Villanueva ya había sido secuestrado en 2023, lo que pone en evidencia la vulnerabilidad de los comunicadores en la región.
La violencia en Poza Rica no se limita a este caso. En los últimos días, se han reportado enfrentamientos, explosiones de artefactos y hallazgos de restos humanos desmembrados. La ciudad, gobernada por el morenista Fernando Remes Garza, parece desbordada por la delincuencia, mientras las autoridades locales y estatales no logran contener la crisis.
El intento de asesinato contra Villanueva ha generado indignación. Según testigos, los agresores confundieron el vehículo del periodista con otro, lo que derivó en el ataque a un albañil que también resultó herido. Este error no minimiza la gravedad del hecho, sino que refleja el caos y la impunidad que imperan en las calles.
La gobernadora Rocío Nahle calificó el ataque como “extraño” y afirmó que los disparos fueron “al aire”. Estas declaraciones han sido recibidas con escepticismo, pues contrastan con los reportes de los afectados y la escalada de violencia que no cesa. La falta de claridad en las investigaciones solo alimenta la desconfianza de los ciudadanos.
Poza Rica no es un caso aislado en Veracruz. Otros municipios, como Coatzacoalcos y Acayucan, también han registrado ataques armados recientes que han dejado múltiples víctimas. La inseguridad en el estado parece fuera de control, con un gobierno estatal que no ofrece soluciones concretas.
Los periodistas, en particular, enfrentan un riesgo constante. El caso de Villanueva se suma a la desaparición de Miguel Ángel Amaya, reportada hace una semana, y a una larga lista de agresiones contra la prensa en Veracruz. La Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas ha activado protocolos, pero los resultados son insuficientes.
La ciudadanía de Poza Rica vive con miedo. Los negocios cierran temprano, las calles se vacían al anochecer y la sensación de abandono es generalizada. Mientras tanto, las promesas de seguridad de las autoridades se diluyen frente a una realidad que no miente: la violencia sigue ganando terreno.
Este nuevo capítulo de terror en Poza Rica pone en evidencia el fracaso de las estrategias de seguridad. La pregunta que todos se hacen es cuánto más tendrá que empeorar la situación antes de que se tomen medidas efectivas para proteger a la población y a quienes, como los periodistas, arriesgan su vida por informar.

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Poza Rica bajo asedio: 72 horas de violencia culminan con ataque a periodista
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