En un hecho histórico, miles de personas se congregaron este sábado en las inmediaciones de la basílica de Santa María la Mayor en Roma para despedir al papa Francisco, cuyo féretro llegó al templo tras un multitudinario funeral en la plaza de San Pedro. La emoción y el respeto marcaron la jornada, con fieles de todo el mundo rindiendo homenaje al pontífice argentino.
Desde las primeras horas de la mañana, la plaza frente a la basílica se llenó de peregrinos que esperaban presenciar el paso del cortejo fúnebre. A pesar de las vallas y el amplio dispositivo de seguridad, el ambiente fue de recogimiento, con cánticos y oraciones resonando en el lugar. La llegada del féretro desató aplausos espontáneos, reflejo del cariño que Francisco inspiró durante su pontificado.
El papa, fallecido el pasado lunes a los 88 años, había expresado su deseo de ser enterrado en Santa María la Mayor, un templo al que tenía profunda devoción por la imagen de la Virgen Salus Populi Romani. Su tumba, hecha de mármol de Liguria, lleva la sencilla inscripción “Franciscus”, en línea con la sobriedad que caracterizó su vida.
Entre los asistentes, destacaron personas pobres, sin hogar y refugiados, quienes recibieron el féretro en la entrada de la basílica. Este gesto simbolizó el compromiso de Francisco con los más vulnerables, un sello de su papado que resonó entre los fieles presentes. Muchos de ellos viajaron desde lejos para estar en este momento único.
Carol Díaz, una joven colombiana, llegó a Roma para el Jubileo y decidió quedarse para las exequias. Aseguró que Francisco era visto por los jóvenes como un amigo cercano, lo que hizo que su despedida fuera especialmente conmovedora. Similar fue el testimonio de Edith Navas, guatemalteca residente en Roma, quien destacó la igualdad que el papa promovía con su mensaje.
El cortejo fúnebre recorrió unos seis kilómetros desde el Vaticano hasta Santa María la Mayor, pasando por el centro de Roma a un ritmo pausado. Miles de personas se apostaron en las calles para ver el paso del vehículo que trasladaba los restos del pontífice, en una procesión que combinó solemnidad y emoción.
La misa exequial, celebrada en la plaza de San Pedro, reunió a 250 mil fieles y 160 delegaciones extranjeras, incluyendo a 50 jefes de Estado. Figuras como el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el presidente de Argentina, Javier Milei, estuvieron presentes, mostrando el impacto global de Francisco.
Tras la ceremonia, el entierro se realizó en privado dentro de la basílica, marcando el inicio de los nueve días de luto oficial. La tumba estará abierta al público a partir del domingo, permitiendo a los devotos visitar el lugar donde descansa el primer papa latinoamericano.
El legado de Francisco, centrado en la humildad, la misericordia y la defensa de los marginados, quedó reflejado en cada detalle de su despedida. Su elección de Santa María la Mayor como lugar de reposo rompe con la tradición vaticana, siendo el primer pontífice en 122 años en ser sepultado fuera de San Pedro.
Roma, ahora en silencio tras días de fervor, comienza a prepararse para el cónclave que elegirá al próximo papa, mientras el mundo católico reflexiona sobre la huella imborrable de Jorge Mario Bergoglio.

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Miles de fieles despiden al papa Francisco en un emotivo adiós en Santa María la Mayor
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