Unas 150 mil personas se congregaron este sábado en las calles de Roma para despedir al papa Francisco, cuyo cortejo fúnebre recorrió seis kilómetros desde la Basílica de San Pedro hasta la Basílica de Santa María la Mayor, donde fue sepultado. La procesión, cargada de simbolismo, marcó un momento histórico para la Iglesia católica y los fieles que admiraron al pontífice argentino durante sus 12 años de pontificado.
El féretro, colocado en un papamóvil abierto, permitió a los presentes ver por última vez al papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril a los 88 años. La ruta, que siguió parcialmente el trazado de la antigua Via Papalis, pasó por lugares emblemáticos como el Coliseo romano, evocando los antiguos desfiles del Imperio romano. Miles de personas abarrotaron las aceras, coreando su nombre y capturando el momento con sus teléfonos.
El cortejo salió a las 12:30 hora local por la Puerta del Perugino, cerca de la Casa Santa Marta, donde Francisco residió durante su pontificado. Acompañado por cardenales y guardias suizos, el vehículo avanzó lentamente por la avenida Vittorio Emanuele, la Plaza de Venecia y los Foros Imperiales, hasta llegar a su destino final. La imagen del féretro frente al Coliseo, donde el papa solía presidir el Vía Crucis, quedará como uno de los momentos más icónicos de la despedida.
En la Basílica de Santa María la Mayor, un grupo de 40 personas, incluyendo indigentes, víctimas de trata, personas transexuales y presos con permiso especial, recibió el féretro con rosas blancas en la mano. Este gesto reflejó el legado de Francisco, quien siempre mostró cercanía con los marginados y abogó por una Iglesia más inclusiva. La ceremonia de entierro, de carácter privado, se llevó a cabo en la capilla de la Virgen Salus Populi Romani, de la que el papa era profundamente devoto.
El funeral, celebrado horas antes en la Plaza de San Pedro, reunió a 250 mil personas, según el Vaticano, y contó con la presencia de más de 170 delegaciones internacionales. Líderes como el presidente argentino Javier Milei, el estadounidense Donald Trump y los reyes de España, Felipe VI y Letizia, asistieron a la ceremonia presidida por el cardenal Giovanni Battista Re. La homilía destacó el liderazgo pastoral de Francisco y su compromiso con los más necesitados.
La organización del evento representó un desafío logístico sin precedentes para las autoridades italianas. Cuatro pantallas gigantes fueron instaladas a lo largo del recorrido para que los fieles pudieran seguir el cortejo. Roma, bajo un estricto operativo de seguridad, mantuvo una zona de exclusión aérea y desplegó unidades antidrones para garantizar la protección de los asistentes.
La elección de Santa María la Mayor como lugar de sepultura rompió con una tradición centenaria, ya que Francisco es el primer papa en más de un siglo en no ser enterrado en el Vaticano. Su tumba, una sencilla losa de mármol con la inscripción “Franciscus” y una reproducción de su cruz pectoral, refleja la humildad que caracterizó su pontificado. Tras el entierro, los fieles pudieron rendir homenaje en la basílica.
El impacto de Francisco trasciende las fronteras de la Iglesia. Su mensaje de paz, su atención a los migrantes y su lucha contra las desigualdades resonaron en todo el mundo. En Roma, la afluencia de peregrinos y turistas desbordó hoteles y servicios, consolidando a la ciudad como epicentro de un adiós multitudinario. La despedida al papa argentino quedará grabada en la memoria de millones de personas.
Mientras Roma se prepara ahora para el cónclave que elegirá al próximo papa, el legado de Francisco sigue vivo. Su pontificado, marcado por la sencillez y la apertura, deja una huella imborrable en la historia de la Iglesia católica. La Basílica de Santa María la Mayor, ahora su lugar de descanso, se convertirá en un nuevo centro de peregrinación para quienes admiraron su vida y obra.
Este sábado, la Ciudad Eterna se unió en un emotivo adiós a un papa que, con su carisma y humildad, tocó los corazones de creyentes y no creyentes por igual. La procesión por las calles de Roma no solo fue un acto de duelo, sino también una celebración de la vida de Jorge Mario Bergoglio, el primer papa latinoamericano.

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150 mil personas despiden al papa Francisco en un emotivo cortejo fúnebre por las calles de Roma
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