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Hostilidad oficial y crimen organizado amenazan la libertad de prensa en América

La libertad de prensa en América enfrenta una crisis sin precedentes. Líderes del periodismo de Latinoamérica y Estados Unidos, reunidos en la Sociedad Interamericana de Prensa, han denunciado que la hostilidad gubernamental y las agresiones del crimen organizado son las principales amenazas contra los periodistas en el continente. Esta situación pone en riesgo el derecho de la sociedad a estar informada.
Los gobiernos autoritarios y populistas están utilizando estrategias para silenciar a la prensa. La estigmatización de los medios es una táctica común, donde se acusa a los periodistas de desinformar, generando desconfianza en el público. Esta narrativa, según los expertos, busca debilitar la credibilidad de los medios y justificar la censura.
El crimen organizado representa un peligro mortal. Desde octubre de 2024, al menos 10 periodistas han sido asesinados en América Latina: cuatro en México, dos en Haití y uno en Colombia, Ecuador, Guatemala y Perú. La impunidad en estos casos agrava la situación, ya que los responsables rara vez enfrentan la justicia.
En países como México, el sistema judicial es un obstáculo más. Martha Ramos, directora editorial de la Organización Editorial Mexicana, señaló que los tribunales carecen de herramientas y voluntad para investigar los crímenes contra periodistas. Esto deja a los comunicadores en una posición de extrema vulnerabilidad, especialmente en zonas controladas por el narcotráfico.
La estigmatización no solo viene de los gobiernos. Las agresiones digitales, especialmente contra mujeres y minorías, están en aumento. Julie Pace, editora ejecutiva de Associated Press, destacó que los ataques en redes sociales buscan intimidar a los periodistas y limitar su trabajo. Este ambiente hostil fomenta la autocensura.
En Nicaragua y Venezuela, la situación es aún más grave. Periodistas como Juan Lorenzo Holmann y Miguel Henrique Otero, dueños de medios censurados, han denunciado cómo los regímenes autoritarios cierran espacios de prensa independiente. Estas acciones no solo afectan a los medios, sino a toda la sociedad, que pierde acceso a información libre.
La indiferencia social también preocupa a los expertos. La falta de reacción ante los ataques a la prensa normaliza la violencia y reduce la presión para que los gobiernos actúen. Este desinterés, combinado con la impunidad, crea un círculo vicioso que silencia a los medios.
Los líderes periodísticos coincidieron en que se necesita una respuesta coordinada. Proteger a los periodistas requiere no solo mecanismos estatales efectivos, sino también un cambio cultural que valore el papel de la prensa. Sin libertad de prensa, la democracia en el continente está en peligro.

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