El mundo despide al Papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril a los 88 años, y su legado queda grabado en el acta funeraria conocida como “rogito”. Este documento, que será sellado en su féretro, destaca su incansable batalla contra los abusos cometidos por el clero hacia menores y personas vulnerables, un tema que marcó su pontificado.
Jorge Mario Bergoglio, nacido en Buenos Aires en 1936, hijo de inmigrantes italianos, fue un líder humilde desde sus inicios. Antes de ser Papa, se le conocía por su sencillez: viajaba en transporte público y vivía en un modesto apartamento. Su ingreso a la Compañía de Jesús y su formación en química forjaron su carácter cercano y dedicado.
Elegido Papa el 13 de marzo de 2013 tras la renuncia de Benedicto XVI, adoptó el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís, reflejando su compromiso con los pobres. Desde el inicio, decidió residir en la Casa Santa Marta para mantenerse cerca de la gente, rompiendo con la tradición de vivir en los aposentos papales.
Uno de los hitos de su pontificado fue la promulgación del “motu proprio” Vos estis lux mundi en 2019. Esta legislación endureció las normas contra los delitos de abuso sexual y de poder cometidos por el clero, obligando a denunciar casos y castigar encubrimientos. Su enfoque de “tolerancia cero” buscó justicia para las víctimas.
Francisco también reformó la Curia romana con la constitución apostólica Praedicate Evangelium en 2022, modernizando la estructura de la Iglesia. Además, simplificó los procesos de nulidad matrimonial, mostrando un enfoque más compasivo hacia los fieles en situaciones complejas.
Su magisterio incluyó cuatro encíclicas, entre ellas Laudato Si’ (2015), donde abordó la crisis climática y la responsabilidad humana con el medio ambiente. Su voz se alzó contra la indiferencia, defendiendo a los más vulnerables, desde refugiados hasta víctimas de conflictos globales.
El Papa Francisco fue un defensor del diálogo interreligioso, promoviendo la convivencia con musulmanes y otras religiones. Sus visitas a prisiones, centros de acogida y comunidades marginadas reflejaron su compromiso con los “descartados” de la sociedad, a quienes siempre puso en el centro de su mensaje.
Durante la pandemia, su liderazgo destacó por su cercanía con los más afectados, mientras denunciaba las desigualdades globales. También advirtió sobre una “Tercera Guerra Mundial por trozos”, refiriéndose a conflictos en Ucrania, Palestina, Israel, Líbano y Myanmar, abogando incansablemente por la paz.
El “rogito” concluye que Francisco dejó un testimonio de humanidad y santidad. Su funeral, celebrado el 26 de abril en la Plaza de San Pedro, reunió a líderes mundiales y fieles que despidieron a un Papa que transformó la Iglesia con humildad y valentía.
Su tumba, en la basílica de Santa María la Mayor, llevará una sencilla lápida de mármol, reflejo de su vida austera. El Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, será recordado como un pastor cercano que enfrentó los desafíos de su tiempo con firmeza y misericordia.

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El Papa Francisco será recordado por su lucha contra los crímenes del clero
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