Durante tres días, una marea humana inundó la Basílica de San Pedro en el Vaticano para despedir al papa Francisco, fallecido el pasado lunes a los 88 años. Unas 250 mil personas, provenientes de todos los rincones del mundo, se congregaron para rendir homenaje al pontífice argentino, según un comunicado oficial del Vaticano.
La capilla ardiente, instalada en el corazón de la basílica, permaneció abierta desde el miércoles hasta este viernes a las 19:00 horas locales. Fieles, líderes religiosos y autoridades desfilaron en un ambiente de solemnidad para presentar sus respetos ante el sencillo ataúd de madera que albergaba los restos del papa.
El cuerpo de Francisco fue trasladado a la basílica el miércoles en una procesión cargada de simbolismo. Escoltado por la Guardia Suiza y acompañado por cánticos de la Capilla Sixtina, el féretro recorrió la Plaza de San Pedro antes de ser colocado en el Altar de la Confesión, donde miles pudieron verlo por última vez.
El Vaticano extendió los horarios de visita debido a la enorme afluencia de personas, manteniendo las puertas abiertas hasta la madrugada en los primeros días. Las filas, que se prolongaban por horas, reflejaban la profunda huella que dejó el pontífice en la Iglesia católica y en millones de corazones alrededor del mundo.
El sábado, un funeral de Estado se llevará a cabo en la Plaza de San Pedro, con la presencia confirmada de más de 50 jefes de Estado y una decena de monarcas, incluyendo al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y los reyes de España, Felipe VI y Letizia. Se espera que unas 200 mil personas asistan a la ceremonia.
Tras el funeral, el cuerpo de Francisco será trasladado en un cortejo fúnebre a través de Roma hasta la Basílica de Santa María la Mayor, donde será sepultado según su voluntad. El papa eligió descansar junto a la imagen de la Virgen Salus Populi Romani, de la que era profundamente devoto.
La tumba de Francisco será austera, marcada únicamente con una losa de mármol que llevará inscrito su nombre pontificio en latín, Franciscus. Una reproducción de su cruz pectoral, con la figura del Buen Pastor, adornará la pared cercana, en un gesto que refleja la simplicidad que caracterizó su pontificado.
Mientras Roma se prepara para el funeral, la seguridad en la ciudad se ha reforzado con un despliegue de 4 mil agentes, una zona de exclusión aérea y controles estrictos en aeropuertos y estaciones de tren. La presencia de líderes mundiales y cardenales ha elevado la magnitud del evento.
A partir del domingo, los fieles podrán visitar la tumba de Francisco en Santa María la Mayor. El Vaticano ya se organiza para el cónclave que elegirá a su sucesor, un proceso que comenzará en la Capilla Sixtina el próximo lunes.
La muerte de Francisco, causada por un derrame cerebral y una insuficiencia cardíaca, ha marcado el Jubileo de 2025, un evento que él mismo inauguró. Su legado, centrado en la humildad y la cercanía con los más vulnerables, sigue resonando en los miles que acudieron a despedirlo.

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Más de 250 mil personas dieron su último adiós al papa Francisco en la Basílica de San Pedro
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