El mundo se prepara para despedir al papa Francisco, cuyo funeral este sábado 26 de abril marcará un momento histórico para la Iglesia católica y la Ciudad del Vaticano. Este evento, el primero de un pontífice reinante en dos décadas, movilizará a miles de personas y autoridades en una ceremonia cargada de simbolismo y solemnidad.
Desde la confirmación de su fallecimiento el pasado lunes, el Vaticano ha trabajado sin descanso para organizar las exequias. Se espera que unas 200 mil personas lleguen a Roma, incluyendo fieles, peregrinos y 170 delegaciones internacionales, con 50 jefes de Estado y 10 monarcas presentes. La magnitud de la ceremonia ha requerido un despliegue logístico sin precedentes.
La basílica de San Pedro ha sido el epicentro de las despedidas. Durante tres días, más de 150 mil personas han pasado frente al féretro del papa, expuesto en un sencillo ataúd de madera, acorde con su deseo de austeridad. La capilla ardiente cerrará este viernes a las 19:00 horas, dando paso a los preparativos finales para el funeral.
La seguridad es una prioridad en Roma. Más de 4 mil policías, francotiradores y drones vigilarán la ciudad, que contará con una zona de exclusión aérea. Las autoridades italianas han restringido el tráfico en áreas clave, como el barrio de Villa Borghese, para garantizar la protección de los asistentes, incluyendo figuras como Donald Trump y Javier Milei.
El funeral, programado para las 10:00 de la mañana en la Plaza de San Pedro, será presidido por el cardenal Giovanni Battista Re. La ceremonia reflejará los cambios impulsados por Francisco, quien en 2024 simplificó el protocolo papal, eliminando tradiciones como el uso de tres ataúdes. Su cuerpo descansará en un solo ataúd de madera con interior de zinc.
Tras la misa, el féretro será trasladado a la basílica de Santa María la Mayor, donde Francisco será enterrado en una capilla sencilla, como él dispuso. Este será el primer entierro de un papa fuera del Vaticano desde 1903, un gesto que refleja su devoción por la Virgen Salus Populi Romani, a la que rezaba antes y después de cada viaje.
La organización del evento ha requerido un esfuerzo monumental. Se han instalado andamios para equipos de televisión, pantallas gigantes y barricadas en la Plaza de San Pedro. Los ferrocarriles italianos han reforzado sus servicios para atender la llegada masiva de visitantes, mientras los precios de los vuelos a Roma se han disparado hasta un 60%.
El funeral no solo será un momento de luto, sino también un escenario de diplomacia global. Líderes como Ursula von der Leyen, Emmanuel Macron y Lula da Silva compartirán espacio en una ceremonia que busca honrar el legado de un papa que luchó por la paz y la justicia social.
Durante nueve días, los llamados novendiales incluirán misas en sufragio, culminando con una ceremonia el 27 de abril presidida por el cardenal Pietro Parolin. Mientras tanto, el Vaticano se prepara para el cónclave, que entre el 5 y el 10 de mayo elegirá al sucesor de Francisco.
El mundo observa con atención este adiós a un líder que marcó una era. La simplicidad de su funeral, en contraste con la grandeur de la ocasión, es un reflejo de su vida: un pontífice cercano al pueblo, comprometido con los más necesitados y fiel a su humildad hasta el final.

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Un adiós histórico: Los impresionantes preparativos para el funeral del papa Francisco
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