La Ciudad de México enfrenta una creciente amenaza con la expansión de la Nueva Familia Michoacana, un cártel que ha extendido sus operaciones delictivas hasta la alcaldía Iztacalco. Este grupo, liderado por los hermanos Johnny y José Alfredo Hurtado Olascoaga, conocidos como El Pez y El Fresa, ha intensificado su presencia en la capital, generando temor entre los habitantes.
Reportes recientes revelan que la Nueva Familia Michoacana no es un fenómeno nuevo en la ciudad. Desde 2016, operativos conjuntos de la entonces Procuraduría General de la República, la Secretaría de Marina y la extinta Policía Federal detectaron a presuntos integrantes en Iztacalco. Estas acciones expusieron la infiltración del cártel en la capital, un proceso que ha ido en aumento.
El grupo delictivo H1-A1, vinculado a la Nueva Familia Michoacana, se ha convertido en un ejemplo claro de esta expansión. Sus actividades incluyen extorsión, homicidios y narcomenudeo, lo que los ha puesto en la mira de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. La detención de figuras clave, como Yannick Iriarte Martínez, alias El Alemán, ha confirmado los lazos de este grupo con los Hurtado Olascoaga.
Además de Iztacalco, la Nueva Familia Michoacana ha extendido su influencia a otras alcaldías como Iztapalapa, Tláhuac, Xochimilco y Milpa Alta. En estas zonas, el cártel disputa el control territorial con otras organizaciones criminales, generando un aumento en los índices de violencia que preocupa a los capitalinos.
En el Estado de México, el panorama no es menos alarmante. Según un informe del gabinete de seguridad, la Nueva Familia Michoacana opera en aproximadamente 35 municipios de Michoacán, Guerrero, Morelos y el Estado de México. Municipios como Chalco, Toluca, Metepec y Chimalhuacán han reportado detenciones de supuestos integrantes.
La detención de Guillermo Garcés Lavana, un “halcón” del cártel en Tláhuac, es solo un ejemplo de cómo este grupo vigila los movimientos de las autoridades. Armado con un rifle de alto calibre, un casco y droga, Garcés Lavana fue capturado por la Secretaría de Seguridad Ciudadana, pero estos operativos parecen insuficientes ante la magnitud del problema.
El periodista Antonio Nieto ha documentado cómo la Nueva Familia Michoacana ha intensificado sus actividades en Milpa Alta, donde las disputas por el control del territorio han dejado un rastro de violencia. Este escenario refleja la incapacidad de las autoridades para frenar el avance de un cártel que opera con impunidad.
La falta de una estrategia efectiva para combatir a la Nueva Familia Michoacana ha permitido que su red criminal se fortalezca. Mientras los capitalinos enfrentan el temor de vivir en zonas controladas por el crimen organizado, la pregunta sigue siendo la misma: ¿hasta cuándo se tomarán medidas reales para garantizar la seguridad?
La situación en Iztacalco y otras alcaldías es un reflejo del desafío que representa el crimen organizado en la Ciudad de México. La Nueva Familia Michoacana no solo trafica drogas, sino que extorsiona y siembra el miedo, afectando la vida cotidiana de miles de personas.
El avance de este cártel pone en evidencia la urgencia de una respuesta contundente. La Ciudad de México, alguna vez considerada un oasis frente al narcotráfico, ahora enfrenta una realidad donde la violencia y la inseguridad ganan terreno día con día.

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La Nueva Familia Michoacana se apodera de Iztacalco: así opera el crimen en la CDMX
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