La violencia en México no da tregua. En Culiacán, Sinaloa, un agente de la Fiscalía General del Estado fue secuestrado la noche del sábado 22 de marzo y encontrado sin vida horas después, en un nuevo episodio que sacude a la región.
El cuerpo del agente, identificado como Juan “N”, fue localizado en las inmediaciones del fraccionamiento Lomas de San Miguel. Presentaba huellas de violencia y estaba acompañado de dos cartulinas con mensajes, un sello macabro que delata la presencia del crimen organizado.
Según los reportes, el agente fue privado de su libertad por un grupo armado mientras circulaba en su vehículo. La Fiscalía ya abrió una carpeta de investigación, pero el caso expone, una vez más, la vulnerabilidad de las fuerzas de seguridad ante la escalada de inseguridad.
Sinaloa vive un momento crítico. Desde septiembre pasado, la lucha entre facciones del Cártel de Sinaloa ha dejado un reguero de sangre, y las autoridades parecen incapaces de contener la ola de violencia que azota al estado.
Este asesinato se suma a una lista creciente de ataques contra elementos policiacos. La pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo seguirá el gobierno sin una estrategia efectiva para frenar esta crisis? La ciudadanía, mientras tanto, vive entre el miedo y la incertidumbre.