En el corazón del Estado de México, los tapetes de Temoaya, una joya artesanal otomí, podrían recibir un reconocimiento histórico. La diputada Martha Azucena Camacho Reynoso, de Morena, presentó una iniciativa en el Congreso local para declarar estas piezas como Patrimonio Cultural Inmaterial del estado. La propuesta, respaldada por la alcaldesa de Temoaya, Berenice Carrillo Macario, busca preservar una tradición que ha dado identidad y sustento a las comunidades indígenas.
Estos tapetes, tejidos a mano con técnicas perfeccionadas desde 1969, son mucho más que artesanías. Cada metro cuadrado puede tener hasta 140 mil nudos, elaborados con lana sudamericana y diseños que reflejan la iconografía otomí, mazahua, huichol y colonial. En telares familiares o en la Cooperativa de Tapetes Temoaya, los artesanos convierten su talento en verdaderas obras de arte que han conquistado mercados nacionales e internacionales.
La iniciativa de Camacho Reynoso no solo pretende honrar el legado cultural de los pueblos originarios, sino también impulsar el turismo y generar empleos en la región. Temoaya, conocida como la cuna de la cultura otomí, ha llevado su nombre a países como Estados Unidos, Canadá, Japón y España gracias a estos tapetes. Sin embargo, la tradición enfrenta retos, como la falta de interés de las nuevas generaciones y los altos costos de la materia prima.
La propuesta llega en un momento clave, cuando las artesanías mexiquenses luchan por mantenerse vigentes. La Secretaría de Cultura y Turismo del Edomex ya trabaja en estrategias para promover la comercialización de los tapetes y evitar que esta práctica milenaria desaparezca. La declaratoria como patrimonio cultural sería un paso crucial para garantizar su conservación.
En el Congreso, la iniciativa ha generado respaldo entre legisladores que ven en los tapetes un símbolo de identidad mexiquense. La diputada destacó la importancia de proteger las “manos mágicas” de los artesanos, quienes con paciencia y orgullo tejen cada pieza. La propuesta también incluye un llamado a los gobiernos, instituciones y sociedad para sumarse a esta causa.
La elaboración de los tapetes no es tarea sencilla. Cada pieza requiere horas de trabajo arduo, con artesanos que pueden pasar hasta ocho horas diarias anudando apenas unos centímetros. Los diseños, inspirados en la riqueza cultural de México, plasman flores, aves, grecas y símbolos que conectan con las raíces indígenas del país.
A pesar de su prestigio, los tapetes enfrentan una crisis. La lana virgen, importada de Argentina o Nueva Zelanda, encarece la producción, y el abandono de apoyos gubernamentales ha complicado la labor de los artesanos. Muchos, en su mayoría adultos mayores, temen que la tradición se pierda si los jóvenes no se interesan en aprenderla.
El reconocimiento como Patrimonio Cultural Inmaterial podría ser un salvavidas para esta artesanía. Además de fortalecer la identidad cultural, la declaratoria abriría puertas para nuevos mercados y apoyos económicos. Temoaya, con sus 474 artesanos registrados, sigue siendo el epicentro de esta tradición, aunque otros municipios como Morelos y Toluca también contribuyen en menor escala.
La propuesta de Morena en el Congreso pone sobre la mesa un debate necesario: cómo proteger el legado cultural en un mundo que cambia rápidamente. Mientras los tapetes de Temoaya siguen siendo un orgullo mexiquense, su futuro depende de acciones concretas para preservar esta expresión viva de la cultura otomí.

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Los tapetes de Temoaya buscan ser patrimonio cultural en el Congreso del Edomex
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