El cuerpo del papa Francisco, fallecido el pasado lunes a los 88 años, reposa en la Basílica de San Pedro, donde miles de personas de todo el mundo se han congregado para darle su último adiós. La procesión que trasladó el féretro desde la Casa Santa Marta, su residencia durante el papado, marcó el inicio de tres días de homenaje público.
La capilla ardiente, abierta desde el miércoles, ha atraído a una multitud que espera hasta seis horas bajo el sol de Roma para ingresar al templo. El féretro, colocado frente al altar de la confesión, está custodiado por la Guardia Suiza y rodeado de un ambiente de silencio y oración.
El Vaticano ha extendido el horario de visita hasta la medianoche los días miércoles y jueves, en respuesta a la afluencia masiva. Se estima que más de 200,000 personas acudirán a la basílica antes del funeral, programado para el sábado 26 de abril.
La ceremonia de traslado comenzó con una liturgia presidida por el cardenal Kevin Farrell, quien destacó los innumerables dones que Francisco dejó a la Iglesia. Los fieles, provenientes de diversos países, han expresado su admiración por el legado de humildad y cercanía del pontífice argentino.
Francisco, cuyo nombre secular era Jorge Mario Bergoglio, murió a causa de un derrame cerebral y una insuficiencia cardíaca. Su cuerpo permanecerá expuesto hasta el viernes, cuando se realizará el rito de cierre del féretro, previo al funeral que reunirá a líderes mundiales.
El operativo de seguridad en Roma es imponente, con 4,000 policías desplegados y una zona de exclusión aérea. Las autoridades italianas han reforzado el transporte público para facilitar la llegada de peregrinos, muchos de los cuales han viajado desde América Latina.
Entre los asistentes al funeral estarán los reyes de España, Felipe VI y Letizia, así como los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y Ucrania, Volodímir Zelenski. El evento será un momento histórico, combinando tradiciones centenarias con las reformas que Francisco impulsó para una Iglesia más sencilla.
El papa, nacido en Buenos Aires en 1936, fue el primer pontífice latinoamericano. Su pontificado, marcado por la defensa de los pobres y la justicia social, dejó una huella imborrable en la Iglesia católica y en millones de fieles alrededor del mundo.
Mientras Roma se prepara para el funeral, los cardenales han iniciado reuniones para organizar el cónclave que elegirá al próximo papa. El proceso, que comenzará en mayo, definirá el rumbo futuro de la Iglesia en un momento de grandes desafíos globales.
La despedida a Francisco es un reflejo de su impacto universal. Desde escolares hasta religiosos, las filas en la Basílica de San Pedro muestran la devoción hacia un líder que buscó acercar la fe a los más necesitados.

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Miles de fieles enfrentan largas filas para despedir al papa Francisco en la Basílica de San Pedro
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