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Oaxaca toma medidas contra los narcocorridos: cartas a Peso Pluma y otros cantantes

El gobierno de Oaxaca, encabezado por el morenista Salomón Jara, ha decidido enviar cartas a cantantes de corridos tumbados, como Peso Pluma y Natanael Cano, para pedirles que eviten promover la violencia o hacer apología del delito en sus canciones. Esta iniciativa busca frenar la difusión de los narcocorridos, un género musical que ha generado controversia por su contenido explícito sobre el crimen organizado.
A diferencia de otros estados que han optado por prohibir este tipo de música, Oaxaca no impondrá restricciones legales. Jara aclaró que la estrategia será apelar a la conciencia de los artistas, invitándolos a modificar las letras de sus canciones para no glorificar la delincuencia. La medida refleja la preocupación del gobierno estatal por el impacto de estas letras en la juventud.
El gobernador explicó que, aunque los narcocorridos no están prohibidos en Oaxaca, se busca un diálogo con los cantantes para que reconsideren el mensaje de sus canciones. Según Jara, esta acción se enmarca en un esfuerzo por combatir la narcocultura sin recurrir a la censura, promoviendo en cambio valores positivos a través de la música.
La decisión surge en un contexto de creciente debate sobre los narcocorridos en México. Estados como Chihuahua, Nayarit y Baja California han implementado prohibiciones en eventos públicos, argumentando que este género fomenta la violencia y enaltece a figuras del crimen organizado. Oaxaca, sin embargo, opta por un enfoque más suave, basado en la persuasión.
Peso Pluma, Natanael Cano y otros exponentes del género han alcanzado gran popularidad, especialmente entre los jóvenes, gracias a plataformas como Spotify y TikTok. Sin embargo, sus letras, que a menudo narran historias de narcotraficantes y actividades ilícitas, han sido criticadas por normalizar la violencia y el crimen en comunidades vulnerables.
El gobierno de Oaxaca también ha destacado que esta iniciativa no busca estigmatizar a los artistas ni limitar su libertad de expresión. Jara, quien en el pasado presentó iniciativas similares como senador, subrayó que el objetivo es fomentar una reflexión sobre el impacto cultural y social de los narcocorridos, sin imponer sanciones.
La estrategia de Oaxaca contrasta con las medidas más estrictas de otros gobiernos morenistas, como el de Tijuana, donde se han cancelado conciertos de artistas como Peso Pluma tras amenazas de cárteles. Estas acciones han generado críticas por su enfoque punitivo, mientras que Oaxaca apuesta por una solución menos confrontacional.
Este movimiento también llega en un momento en que los narcocorridos enfrentan restricciones internacionales. En Estados Unidos, artistas como Peso Pluma y Grupo Firme están bajo escrutinio, con reportes de visas revocadas por presuntamente promover actividades del crimen organizado. La presión sobre este género musical parece intensificarse tanto en México como en el extranjero.
La carta que enviará el gobierno de Oaxaca a los cantantes aún no ha sido redactada, pero se espera que incluya un llamado a la responsabilidad social. Mientras tanto, la medida ha generado reacciones mixtas: algunos aplauden el intento de dialogar, mientras otros cuestionan su efectividad frente a un género profundamente arraigado en la cultura popular.
El debate sobre los narcocorridos sigue abierto, y Oaxaca se suma a una discusión nacional sobre cómo abordar un género que, para muchos, es una forma de expresión artística, pero para otros representa un riesgo para la seguridad y los valores sociales. La respuesta de los artistas a esta solicitud será clave para determinar el rumbo de esta iniciativa.

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