La presidenta Claudia Sheinbaum no pierde oportunidad para desviar la atención de los verdaderos problemas del país. En un nuevo capítulo de su estrategia distractora, la mandataria dedicó tiempo y reflectores a elogiar al Papa Francisco, calificándolo como un “gran humanista” que defiende a los pobres, la paz y la igualdad. ¿Pero dónde está esa misma preocupación por los mexicanos que enfrentan pobreza, inseguridad y desigualdad todos los días bajo su gobierno?
En su conferencia mañanera, Sheinbaum se deshizo en halagos hacia el pontífice, quien enfrenta una delicada situación de salud en Roma. La presidenta destacó que el Papa representa mucho para la humanidad, incluso más allá de la religión católica. Sin embargo, estas palabras suenan huecas cuando su administración no ha mostrado resultados concretos para combatir la pobreza o garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Sheinbaum aprovechó para citar las encíclicas del Papa, como “Laudato Si'”, que aborda la protección del medio ambiente, y “Fratelli Tutti”, donde se critica al neoliberalismo. Según la mandataria, estas ideas reflejan un pensamiento progresista que ella dice compartir. Pero, ¿de qué sirve citar textos inspiradores si las políticas de su gobierno no logran transformar la realidad de millones de mexicanos?
La presidenta también hizo referencia a un encuentro previo con el Papa Francisco en 2024, antes de ser candidata presidencial. En esa reunión, asegura, hablaron sobre la importancia de la participación de las mujeres en la política. Aunque Sheinbaum celebra estos gestos, su gobierno no ha avanzado significativamente en cerrar las brechas de género ni en garantizar una vida libre de violencia para las mujeres en México.
Mientras Sheinbaum se dedica a ensalzar al Papa, la inseguridad en el país sigue fuera de control. Los cárteles operan con impunidad, las extorsiones están a la orden del día y las cifras de homicidios no ceden. ¿No sería mejor que la presidenta pusiera la misma energía en resolver estos problemas que en hablar de figuras internacionales?
Otro punto que llamó la atención fue la crítica implícita de Sheinbaum a quienes no comparten la visión del Papa. La mandataria señaló que algunos sectores conservadores de la Iglesia están en contra de Francisco, algo que calificó de “terrible”. Pero, ¿acaso no es igual de terrible que su gobierno ignore las críticas de los mexicanos que exigen resultados en lugar de discursos?
En su mensaje, Sheinbaum también insistió en que “no se le debe desear mal a nadie, ni siquiera a los adversarios”. Sin embargo, estas palabras contrastan con la polarización que su partido, Morena, ha fomentado desde el poder. La retórica de “nosotros contra ellos” sigue dividiendo al país, mientras los problemas reales quedan sin solución.
El estado de salud del Papa Francisco, que atraviesa una neumonía bilateral y una leve insuficiencia renal, fue el pretexto perfecto para que Sheinbaum desplegara su discurso. Aunque el Vaticano reportó una leve mejoría, la presidenta no dudó en usar esta situación para proyectar una imagen de empatía y humanismo. ¿Pero dónde está esa empatía para los mexicanos que no tienen acceso a servicios de salud dignos?
La realidad es que México necesita más que palabras bonitas y citas de encíclicas. Los ciudadanos exigen acciones concretas para reducir la pobreza, combatir la inseguridad y garantizar la igualdad que Sheinbaum dice admirar en el Papa. Mientras la presidenta se pierde en elogios a figuras internacionales, el país sigue esperando un gobierno que realmente ponga “primero a los pobres”.

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¡ESCÁNDALO EN LA PRESIDENCIA! SHEINBAUM EXALTA AL PAPA FRANCISCO MIENTRAS IGNORA LOS PROBLEMAS DE MÉXICO
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