Por tercer año consecutivo, el Papa Francisco no pudo asistir al tradicional Vía Crucis en el Coliseo de Roma, esta vez debido a su delicada salud tras una neumonía bilateral que lo mantuvo hospitalizado 38 días.
A pesar de su ausencia, el Sumo Pontífice dejó su huella en la ceremonia con meditaciones escritas personalmente, un hecho histórico en su pontificado.
Bajo el título “En oración con Jesús en el Vía Crucis”, los textos invitan a reflexionar sobre la Pasión de Cristo, conectándola con problemas actuales como la guerra, la violencia contra las mujeres y la injusticia social.
La ceremonia, presidida por el cardenal Baldassare Reina, comenzó a las 21:15 horas y recorrió las 14 estaciones desde el Coliseo hasta los Foros Romanos, con miles de fieles reunidos.
En sus meditaciones, Francisco critica un mundo dominado por “cálculos y algoritmos” y una economía que “mata”, al tiempo que aboga por la paz y el cuidado del planeta.
El Papa también rindió homenaje a las mujeres, destacando su grandeza y denunciando los ultrajes y la violencia que aún enfrentan, en un mensaje que resonó entre los asistentes.
A pesar de su frágil estado de salud, Francisco participó el Jueves Santo en un acto en la cárcel Regina Coeli, demostrando su compromiso con los más vulnerables.
El Vaticano no ha confirmado su presencia en los ritos restantes de la Semana Santa, como la Vigilia Pascual o la bendición Urbi et Orbi, dejando en incertidumbre su participación.
Las meditaciones de Francisco, leídas ante los fieles, se convirtieron en el corazón de esta ceremonia, recordando la importancia de la espiritualidad en tiempos de crisis.
El Coliseo, símbolo de la persecución de los primeros cristianos, volvió a ser escenario de una noche de reflexión profunda, guiada por las palabras del Papa.

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El Papa Francisco ausente en el Vía Crucis: Sus meditaciones marcan la Semana Santa en Roma
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