El Papa Francisco, de 88 años, recibió en el Vaticano a un grupo de 70 médicos y personal sanitario del hospital Gemelli de Roma, donde estuvo internado durante 38 días por una grave neumonía bilateral. Este encuentro marcó un momento emotivo tras su recuperación.
Durante su hospitalización, el pontífice enfrentó dos crisis críticas que pusieron en riesgo su vida. La primera ocurrió el 28 de febrero, cuando un episodio de broncoespasmo agravó su condición. La segunda fue una broncoaspiración mientras comía, que pudo haber tenido consecuencias fatales.
El doctor Sergio Alfieri, quien lideró el equipo médico, reveló que en esos momentos se tuvo que decidir entre detener el tratamiento o arriesgarse con terapias agresivas. El equipo optó por seguir adelante, guiados por el deseo del Papa de no rendirse.
A pesar de su delicado estado, Francisco permaneció consciente y pidió siempre la verdad sobre su condición. Su fortaleza y las oraciones de miles de fieles en todo el mundo fueron clave en su recuperación, según el personal médico.
En el encuentro, el Papa expresó su gratitud con palabras sencillas pero profundas: “Gracias por su servicio en el hospital, muy bueno, sigan así”. También aseguró que reza por cada uno de los presentes.
El pontífice saludó personalmente a los 70 asistentes, comenzando por la rectora de la Universidad Católica, Elena Beccalli. Este gesto reflejó su cercanía y aprecio por quienes lo cuidaron durante su larga estancia hospitalaria.
La recuperación de Francisco sigue en curso, y los médicos han recomendado un periodo de convalecencia. Sin embargo, su aparición en el Vaticano, sin necesidad de oxígeno, es una señal positiva de su mejoría.
Este encuentro se dio tras una hospitalización que mantuvo en vilo al mundo católico. La presencia del Papa, en silla de ruedas pero con espíritu firme, dejó un mensaje de esperanza y gratitud a todos los que lo apoyaron.