El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció un incremento drástico en los aranceles a productos chinos, elevándolos hasta el 104% como respuesta a las represalias comerciales de Pekín. La medida, que entró en vigor esta semana, marca una nueva escalada en la tensión económica entre ambas potencias.
Según el mandatario, esta decisión busca contrarrestar las tarifas del 67% que China impone a bienes estadounidenses, aunque la nueva cifra duplica con creces esa proporción. Fuentes oficiales indican que el objetivo es proteger la industria local y presionar al gigante asiático en las negociaciones comerciales.
Por su parte, el gobierno chino no tardó en reaccionar. Autoridades de Pekín expresaron su “firme condena” a la medida, calificándola como un acto de “chantaje económico” que podría desencadenar una guerra comercial aún más intensa.
Analistas advierten que este aumento podría impactar los precios de productos importados en Estados Unidos, desde electrónicos hasta ropa, afectando directamente a los consumidores. Mientras tanto, la incertidumbre crece en los mercados globales ante el futuro de las relaciones entre ambas naciones.