El canciller Juan Ramón de la Fuente, al servicio del gobierno de Morena, se presentó en la reunión ministerial de la CELAC en Honduras con un discurso que suena más a súplica que a estrategia. Urgió a los países de América Latina y el Caribe a “construir acuerdos” porque, según él, el contexto global no deja otra opción. ¿Pero qué tan efectivas serán sus palabras en un gobierno que parece más ocupado en consolidar poder que en liderar la región?
De la Fuente no se quedó corto en promesas grandilocuentes. Habló de “creatividad diplomática” y “diálogo político pragmático” como si fueran la solución mágica a los problemas de la zona. Todo esto mientras alababa el liderazgo de Claudia Sheinbaum, asegurando que México está en una “transformación profunda”. ¿Transformación para quién? Muchos se preguntan si esto es solo retórica para lucirse ante la comunidad internacional.
El canciller también aprovechó para vender su visión humanista, diciendo que la diplomacia debe poner a las personas en el centro. Sin embargo, su llamado a combatir el tráfico ilícito de armas suena hueco cuando la violencia en México sigue fuera de control bajo este gobierno. Criticó a los países productores y exportadores de armas, pero no ofreció soluciones concretas más allá de palabras bonitas.
Para cerrar, felicitó a Honduras por su trabajo en la CELAC y dio la bienvenida a Colombia, que tomará la presidencia del organismo. Mientras tanto, Sheinbaum planea aparecer en la Cumbre de Jefas y Jefes de Estado, seguramente para seguir con la misma narrativa. ¿Será esto suficiente para que la región tome en serio a este gobierno o solo veremos más discursos vacíos?