Un devastador terremoto de magnitud 7.7 ha dejado una cifra alarmante de víctimas en Myanmar, con el número de muertos ascendiendo a tres mil 471, según el último reporte oficial de la junta militar que gobierna el país.
El sismo, ocurrido el pasado 28 de marzo, tuvo su epicentro en la región de Sagaing, afectando gravemente ciudades como Mandalay y Naipyidó, donde los daños a edificios e infraestructura han complicado las labores de rescate.
Además de los fallecidos, se reportan cuatro mil 891 personas heridas y 219 desaparecidos, mientras equipos locales e internacionales trabajan entre los escombros para encontrar sobrevivientes, aunque las esperanzas disminuyen con el paso de los días.
La ONU ha advertido que la situación humanitaria en Myanmar, ya crítica por años de conflicto interno, se agrava con esta catástrofe, dejando a miles sin acceso a agua potable, alimentos o refugio en medio de una crisis sin precedentes.
Organizaciones como la ASEAN y países como China han prometido ayuda, pero la guerra civil y la infraestructura colapsada dificultan la llegada de recursos a las zonas más afectadas, según informes de agencias humanitarias.
El terremoto, el más fuerte en décadas en la región, también se sintió en Tailandia, donde dejó víctimas y daños, aunque en menor escala, destacando la magnitud de este desastre natural en el sudeste asiático.