La violencia estalló en Tabasco con una fuerza devastadora. Este sábado, cuatro personas fueron asesinadas en ataques simultáneos en los municipios de Cárdenas y Huimanguillo, apenas horas después de la captura de Carlos Tomás “N”, alias “La Geisha”, identificado como un líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La detención ocurrió en un operativo conjunto entre la Secretaría de Marina y la Fiscalía General del Estado. Sin embargo, lo que parecía un golpe contra el crimen organizado desató una respuesta inmediata y brutal. Los ataques dejaron un saldo sangriento que expone, una vez más, la fragilidad de la seguridad en la región.
En Cárdenas, dos hombres fueron ejecutados en la vía pública, mientras que en Huimanguillo otras dos personas perdieron la vida en circunstancias similares. Testigos reportaron ráfagas de disparos y un clima de terror que paralizó a la población, evidenciando la incapacidad del gobierno para contener las represalias del narco.
La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana estatal confirmó los hechos, pero las autoridades no han logrado detener a los responsables. La ola de violencia pone en duda las estrategias oficiales y reaviva el temor entre los habitantes, quienes ven cómo el crimen organizado sigue imponiendo su ley.
Este episodio se suma a una larga lista de enfrentamientos en Tabasco, un estado donde la presencia de cárteles ha escalado sin freno. La detención de “La Geisha” pudo haber sido un intento por mostrar control, pero el resultado es claro: la inseguridad sigue ganando terreno y la paz parece más lejana que nunca.