La senadora de Morena, Andrea Chávez, está en el ojo del huracán tras ser señalada por usar caravanas médicas para promocionarse en Chihuahua. Lo que parecía una noble causa de salud se ha convertido en un escándalo político que no deja indiferente a nadie, ni siquiera a quienes comparten su bandera.
Un caricaturista cercano a Morena, Antonio Garci Nieto, ha roto el silencio y calificado como “simplemente inmoral” el uso de estas unidades móviles por parte de Chávez. Según él, la senadora explota un servicio supuestamente altruista para posicionarse rumbo a las elecciones de 2027, cuando se elegirá gobernador en el estado.
Las caravanas, financiadas por el empresario Fernando Padilla Farfán, amigo de Adán Augusto López, coordinador de Morena en el Senado, han desatado sospechas. Latinus reveló que cada unidad cuesta unos 10 millones de pesos mensuales, un lujo que muchos cuestionan cómo se sostiene sin fines políticos detrás.
Garci Nieto, conocido por su sátira contra la oposición, ahora apunta a su propio bando. Asegura que este tipo de maniobras traicionan los principios de Morena y dañan la confianza de la gente en el partido que dice defender a los más vulnerables.
Chávez, por su parte, ha defendido las caravanas como una iniciativa legítima para llevar salud a comunidades marginadas. Sin embargo, las críticas no cesan, y el señalamiento de un aliado ideológico como Garci agrava el panorama para la joven política.
Este caso pone en jaque la imagen de una de las figuras más mediáticas de Morena. Mientras el debate crece, la pregunta sigue en el aire: ¿es esto un acto de servicio o una estrategia descarada para trepar en la política?