La presidenta Claudia Sheinbaum ha confirmado que asistirá a la IX Cumbre de la CELAC en Honduras el próximo 9 de abril, pero su visita será breve y cargada de polémica. Tras una conversación con la mandataria hondureña Xiomara Castro, Sheinbaum cedió a la presión y decidió hacer acto de presencia, aunque solo por unas míseras dos horas.
Lo que llama la atención es su decisión de viajar en un avión de la Secretaría de la Defensa Nacional, dejando de lado los vuelos comerciales. Según ella, no hay tiempo suficiente para tomar una opción más austera porque los vuelos a Tegucigalpa implican escalas. Una excusa que muchos podrían cuestionar, considerando su discurso de austeridad.
Durante la cumbre, Sheinbaum planea estar presente en la inauguración y acompañar el traspaso de la presidencia de la CELAC de Castro al colombiano Gustavo Petro. Sin embargo, su fugaz paso por Honduras deja en el aire si realmente busca fortalecer lazos regionales o solo cumplir con una formalidad.
Criticos ya señalan que este viaje relámpago refleja la falta de compromiso serio del gobierno federal con los asuntos internacionales. Mientras en México acumula pendientes, la presidenta opta por un despliegue militar para una visita express que poco promete cambiar el rumbo de la región.