La Casa Blanca ha tomado una decisión drástica al despedir a tres funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) tras el polémico caso conocido como “Signalgate”. Este incidente involucró la filtración de información sensible sobre un ataque en Yemen, compartida en un chat de la aplicación Signal, donde por error se incluyó a un periodista.
Los funcionarios cesados son Brian Walsh, director de inteligencia; Thomas Boodry, director senior de asuntos legislativos; y David Feith, director senior de tecnología y seguridad nacional. La medida se produce después de que el presidente Donald Trump se reuniera con la activista de extrema derecha Laura Loomer, quien habría influido en la decisión al señalar a miembros del NSC como desleales.
El “Signalgate” comenzó cuando el asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz, creó un grupo en Signal para discutir una ofensiva militar. Sin saberlo, invitó al editor de The Atlantic, Jeffrey Goldberg, quien tuvo acceso a detalles clasificados durante cuatro días, incluyendo planes y horarios del ataque ejecutado el 15 de marzo.
Aunque la Casa Blanca inicialmente minimizó el incidente y lo dio por cerrado, los despidos reflejan las repercusiones internas. Trump justificó las salidas afirmando que siempre está eliminando a personas que no cumplen o cuya lealtad es cuestionable, según declaraciones a la prensa desde el Air Force One.
El Pentágono, por su parte, ha abierto una investigación para evaluar si el uso de Signal por parte de altos cargos, como el secretario de Defensa Pete Hegseth, violó protocolos de seguridad. Este escándalo ha puesto en duda la capacidad del gobierno de Trump para manejar información delicada en su segundo mandato.
La influencia de Loomer, conocida por sus teorías conspirativas, ha generado críticas sobre la toma de decisiones en la administración. Mientras tanto, el NSC enfrenta una reestructuración en medio de tensiones por este error que expuso vulnerabilidades en la seguridad nacional de Estados Unidos.