La presidenta Claudia Sheinbaum no pudo ocultar su entusiasmo al anunciar que México se libró de aranceles adicionales por parte de Donald Trump. En su conferencia matutina del 3 de abril, la mandataria destacó que este supuesto logro es fruto de la “buena relación” que su gobierno ha construido con Estados Unidos, una afirmación que levanta más de una ceja.
Según Sheinbaum, la ausencia de nuevas tarifas es una victoria para el país, pero no todos están convencidos de que esto sea mérito suyo. La relación con Trump, basada en “respeto y colaboración”, como ella la describe, parece más un juego de conveniencias que un triunfo diplomático sólido. Mientras tanto, sectores clave como el acero y la industria automotriz siguen bajo presión.
La presidenta insistió en que México no se subordina, sino que se coordina con su vecino del norte. Sin embargo, las negociaciones pendientes sobre acero y automóviles muestran que la historia está lejos de terminar. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ya tiene programada otra visita a Washington para seguir discutiendo estos temas.
A pesar del optimismo oficial, la economía mexicana no está fuera de peligro. Sheinbaum presentó un plan para fortalecer el mercado interno, pero las tensiones comerciales con Estados Unidos podrían golpear duro si no se resuelven los puntos pendientes. Por ahora, el gobierno de Morena se cuelga una medalla que podría ser más propaganda que realidad.