¡Increíble pero cierto! La presidenta Claudia Sheinbaum no se quedó de brazos cruzados tras el vergonzoso homenaje que el grupo Los Alegres del Barranco le rindió a Nemesio Oseguera, alias El Mencho, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, en un concierto en Zapopan.
El pasado sábado 29 de marzo, en el Auditorio Telmex, la banda proyectó imágenes del narco mientras tocaba un corrido dedicado a él. ¿El resultado? Una ovación del público que dejó a muchos con la boca abierta y a otros indignados por la glorificación de la violencia.
Desde Palacio Nacional, Sheinbaum lanzó un mensaje duro: esto no debería pasar. Exigió una investigación inmediata, dejando claro que no tolerará que se haga apología del crimen organizado en eventos públicos. ¿Y las autoridades? Bien, gracias, brillando por su ausencia.
El gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, también alzó la voz, pero las críticas no se hicieron esperar. ¿Cómo es posible que en un recinto de la Universidad de Guadalajara se permita este desfile de narcocultura sin que nadie lo viera venir?
La Fiscalía de Jalisco ya abrió una carpeta por posible apología del delito, pero la pregunta sigue en el aire: ¿quién permitió esto? Mientras el gobierno federal promete mano dura, la realidad es que la inseguridad sigue ganando terreno.
Este escándalo destapa, una vez más, la incapacidad de las autoridades para frenar la violencia y su normalización. Sheinbaum puede pedir investigaciones, pero los hechos hablan más fuerte: el narco sigue teniendo reflectores y aplausos.