La presidenta Claudia Sheinbaum enfrenta un nuevo capítulo en la crisis de inseguridad que sacude al país, con un discurso que promete acción, pero que deja más dudas que certezas. En su reciente conferencia matutina, la mandataria aseguró que su administración tiene “prioridades claras” para combatir la violencia, pero los números y la realidad en las calles parecen contar otra historia. Mientras los índices de criminalidad no ceden, las promesas de cambio se diluyen en un contexto de críticas por la falta de resultados concretos.
En Sinaloa, el gobernador Rubén Rocha Moya, aliado de Morena, anunció un supuesto fortalecimiento en la coordinación de seguridad tras reunirse con titulares de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) y la Secretaría de la Defensa Nacional. Sin embargo, la entidad sigue siendo un foco rojo de violencia, con enfrentamientos y asesinatos que no parecen encontrar freno. La pregunta que resuena es: ¿dónde está la estrategia efectiva que prometió el gobierno federal?
La inseguridad no es exclusiva de Sinaloa. En la Ciudad de México, una balacera en una barbería de Iztacalco dejó un muerto y cinco detenidos, un recordatorio de que la violencia permea incluso en la capital. Este incidente, ocurrido el pasado 12 de junio, se suma a la lista de eventos que cuestionan la capacidad del gobierno para garantizar la seguridad de los ciudadanos. La respuesta oficial, llena de discursos, no parece suficiente para quienes viven el día a día con temor.
Mientras tanto, la narrativa oficial insiste en destacar logros parciales. Sheinbaum resaltó la importancia de la coordinación entre estados y el gobierno federal, pero no explicó cómo se traducirá esto en una reducción tangible de los índices delictivos. Las Fuerzas Armadas, aunque presentes, no han logrado contener la ola de violencia que azota regiones clave del país. La ciudadanía espera acciones, no más palabras.
En Chiapas, el panorama no es más alentador. Los casos de miasis por gusano barrenador, aunque no directamente ligados a la inseguridad, reflejan un sistema de salud desbordado y una atención gubernamental que parece dispersa. Con seis pacientes dados de alta y otros aún hospitalizados, el problema de salud pública se suma a las preocupaciones de una población que ya lidia con la violencia cotidiana.
La gestión de Morena en el ámbito estatal también está bajo escrutinio. En Baja California, Sheinbaum defendió a la gobernadora Marina del Pilar, asegurando que no ha sido excluida de las mesas de seguridad, a pesar de rumores y tensiones. Sin embargo, la revocación de la visa de la gobernadora por parte de Estados Unidos plantea interrogantes sobre la estabilidad política y la percepción internacional del gobierno morenista.
A nivel internacional, las noticias no son más optimistas. El conflicto entre Israel e Irán, con nuevos ataques reportados, añade presión a un escenario global convulso. Aunque México no está directamente involucrado, la inestabilidad mundial impacta en la percepción de seguridad interna, especialmente cuando el gobierno parece más ocupado en defender su imagen que en resolver problemas estructurales.
En el ámbito educativo, Sheinbaum ha intentado apaciguar las tensiones con la CNTE, asegurando que el diálogo está abierto para evitar un paro nacional. Sin embargo, los maestros mantienen su plan de movilización, exigiendo mejoras laborales que el gobierno aún no ha concretado. Este desencuentro evidencia la dificultad de la administración para atender demandas clave mientras lidia con la inseguridad.
La economía, otro pilar que el gobierno presume como estable, también enfrenta retos. La inversión de BBVA por 5 mil millones de dólares hasta 2030 es una noticia positiva, pero no compensa la percepción de desaceleración económica que expertos han señalado. Los empleos registrados ante el IMSS, aunque en cifras históricas, no reflejan la precariedad laboral que persiste en amplios sectores.
La ciudadanía observa con escepticismo. Las prioridades de Sheinbaum, aunque declaradas con énfasis, parecen desdibujarse ante la magnitud de los problemas. La inseguridad, la salud, la educación y la economía exigen más que discursos; requieren acciones concretas que, hasta ahora, brillan por su ausencia. México espera resultados, no promesas.

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Claro que hay prioridades: Sheinbaum y su gobierno bajo la lupa en la lucha contra la inseguridad
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