Un misil israelí impactó las instalaciones de la radiotelevisión pública iraní (IRIB) en Teherán, interrumpiendo abruptamente una transmisión en vivo. El ataque ocurrió en medio de una escalada militar entre Israel e Irán, marcando un nuevo episodio en el conflicto que mantiene en vilo a Oriente Medio.
La presentadora Sahar Emami conducía un noticiero cuando una explosión sacudió el estudio. Las imágenes capturaron el momento en que el techo comenzó a desmoronarse, obligando a Emami y al equipo a evacuar el edificio. La señal se cortó de inmediato, dejando a los televidentes en incertidumbre.
El ejército israelí justificó el ataque, afirmando que el edificio de IRIB funcionaba como un centro de propaganda militar operado por la Guardia Revolucionaria Islámica. Según las Fuerzas de Defensa de Israel, la operación buscaba debilitar la infraestructura de comunicación utilizada para fines bélicos.
Horas antes del bombardeo, Israel emitió advertencias a los residentes de Teherán, instándolos a evacuar zonas cercanas a instalaciones militares. El ataque se llevó a cabo en el distrito 3 de la capital iraní, una zona residencial con oficinas gubernamentales, lo que generó críticas por el riesgo a civiles.
Medios iraníes reportaron que tres trabajadores de IRIB perdieron la vida en el ataque, incluyendo al editor de noticias Nima Rajabpour y a la administrativa Masoumeh Azimi. La televisión estatal condenó el bombardeo, calificándolo como un intento de silenciar la verdad.
El conflicto entre Israel e Irán se intensificó tras una serie de ataques cruzados iniciados el 13 de junio. Israel ha bombardeado objetivos nucleares y militares iraníes, mientras Irán ha respondido con misiles balísticos contra ciudades israelíes como Tel Aviv y Haifa.
En los últimos días, los enfrentamientos han dejado más de 220 muertos en Irán y al menos 24 en Israel, según cifras oficiales. Ambos países han intercambiado acusaciones, con Israel señalando a Irán por atacar civiles y Teherán denunciando bombardeos contra infraestructura no militar.
La comunidad internacional observa con preocupación la escalada, mientras la ONU y países como Estados Unidos han llamado a la contención. Sin embargo, las tensiones no muestran signos de disminuir, y el ataque a IRIB ha avivado aún más el conflicto.
Este bombardeo marca un cambio en la estrategia israelí, que hasta ahora se había centrado en objetivos militares y nucleares. Atacar un medio de comunicación, aunque acusado de servir a fines militares, ha generado debate sobre los límites de la guerra.
La situación en Oriente Medio sigue siendo volátil, con ambos bandos prometiendo más represalias. El impacto de este ataque a la televisión iraní resuena como un recordatorio de la fragilidad de la paz en la región.