Los bomberos en México lidian con una realidad desgarradora: condiciones laborales que rayan en la precariedad mientras enfrentan emergencias cada vez más complicadas. La falta de recursos y el abandono gubernamental los tienen al límite, poniendo en riesgo no solo sus vidas, sino también la seguridad de la población.
No existe una norma nacional que regule cuántas estaciones o bomberos debe haber por ciudad, y el financiamiento es un desastre. Con sueldos que van de 5 mil a 18 mil pesos mensuales, los “tragahumo” apenas sobreviven, mientras el cambio climático y la modernidad exigen más de ellos sin darles herramientas adecuadas.
En lugares como Puebla, Toluca, Guadalajara y Monterrey, la situación es crítica: equipo insuficiente, unidades en mal estado y personal escaso. En Jalisco, por ejemplo, Guadalajara tiene un cuerpo decente, pero Zapopan sufre por falta de presupuesto, dejando a sus bomberos en la cuerda floja.
El crecimiento vertical de las ciudades es otro golpe. Edificios altos requieren equipos especializados como escaleras telescópicas, pero muchas estaciones siguen con tecnología obsoleta, diseñada para casas bajas. Los gobiernos, tanto estatales como municipales, parecen ignorar esta crisis.
Ángel Abraham Reynoso Vera, líder sindical en el Estado de México, lo resume claro: “Estamos olvidados”. Sin seguros de vida ni apoyo real, las familias de los bomberos quedan desamparadas si algo sale mal. Es una bomba de tiempo que afecta a todos.

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Bomberos de México enfrentan malas condiciones laborales
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