En Santiago, Nuevo León, las autoridades municipales presumen avances en obras de pavimentación que prometen transformar la movilidad en el municipio. Según el gobierno local, se contemplan 50 proyectos de infraestructura vial que buscan mejorar calles y avenidas en diversas colonias. Pero, ¿realmente estas obras cumplen con las expectativas de los habitantes o solo son una vitrina para el alcalde?
El municipio, gobernado por el partido Movimiento Ciudadano, asegura que las pavimentaciones están diseñadas para resolver problemas históricos de baches y calles en mal estado. Entre los proyectos destacan la rehabilitación de avenidas principales y accesos a comunidades rurales. Sin embargo, los vecinos han expresado molestias por los cierres viales y el polvo generado durante las obras, que afectan su día a día.
El alcalde David de la Peña ha destacado que estas obras representan una inversión significativa para el desarrollo de Santiago. No obstante, no se han transparentado los detalles sobre el presupuesto exacto ni las empresas contratadas para ejecutar los proyectos. Esto ha generado dudas entre algunos ciudadanos, quienes exigen mayor claridad en el manejo de los recursos públicos.
Uno de los proyectos más mencionados es la pavimentación de la calle Independencia, en el centro de Santiago, que busca mejorar la conectividad y el turismo en la zona. Aunque la obra ha avanzado, los comerciantes locales reportan una caída en sus ventas debido a las dificultades de acceso. La promesa de beneficios a largo plazo choca con las afectaciones inmediatas que enfrentan los negocios.
En comunidades como La Boca y Los Rodríguez, los habitantes han agradecido los trabajos, pero señalan que las obras han tardado más de lo prometido. Algunos incluso han reportado que las lluvias recientes han dañado tramos recién pavimentados, lo que pone en duda la calidad de los materiales utilizados. ¿Están los ciudadanos pagando el precio de una planificación deficiente?
El gobierno municipal asegura que los 50 proyectos estarán concluidos antes de que termine el año, pero el calendario parece ambicioso. Vecinos de colonias como El Mirador y San Francisco han pedido que se prioricen sus calles, que siguen en condiciones deplorables. La selección de las zonas beneficiadas ha generado críticas por supuestamente favorecer áreas de mayor visibilidad.
A pesar de los avances, la falta de comunicación efectiva con la ciudadanía es un punto débil. Muchos habitantes se enteran de los cierres viales o cambios en las rutas de última hora, lo que genera caos y frustración. Una mejor coordinación podría haber evitado estas molestias, pero parece que la prioridad es terminar las obras a como dé lugar.
La inversión en infraestructura es crucial para cualquier municipio, pero en Santiago las interrogantes persisten. ¿Son estas pavimentaciones un verdadero esfuerzo por mejorar la calidad de vida, o solo una estrategia para ganar puntos políticos? Los ciudadanos esperan resultados duraderos y no solo promesas pavimentadas que se desmoronen con el tiempo.