La presidenta Claudia Sheinbaum ya está en camino a la Cumbre del G7 en Canadá, un evento que reúne a las principales potencias mundiales. Este viaje, anunciado con bombo y platillo, marca su segunda salida internacional desde que asumió el poder en octubre de 2024. La Secretaría de Gobernación, encabezada por Rosa Icela Rodríguez, no escatimó en destacar que México estará “bien representado” en este foro global. Pero, ¿qué tan preparada está la delegación mexicana para enfrentar los retos que se avecinan en este escenario?
Sheinbaum partió este lunes en un vuelo comercial desde la Ciudad de México, un detalle que el gobierno ha querido resaltar para proyectar una imagen de austeridad. Su destino es Kananaskis, Alberta, donde se llevará a cabo la cumbre del 15 al 17 de junio. La mandataria fue invitada por el primer ministro canadiense, Mark Carney, en un gesto que busca fortalecer los lazos entre México y las economías más influyentes del planeta. Sin embargo, detrás de esta invitación, hay preguntas sobre los verdaderos objetivos de esta participación.
La comitiva que acompaña a Sheinbaum no es menor. Entre los nombres destacados están Juan Ramón de la Fuente, secretario de Relaciones Exteriores, y Marcelo Ebrard, titular de Economía. También viajan Omar García Harfuch, de Seguridad, y Édgar Amador, de Hacienda, junto a otros funcionarios clave como los embajadores Esteban Moctezuma y Carlos Joaquín, además de Diana Alarcón y Roberto Velasco. Esta selección de figuras de peso sugiere que México busca proyectar una imagen de fuerza, pero también plantea dudas sobre si todos estarán alineados en los temas críticos que se discutirán.
Uno de los puntos más esperados de la cumbre es la posible reunión de Sheinbaum con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Este encuentro, que sería el primero entre ambos desde que asumieron sus respectivos cargos, podría definir el tono de la relación bilateral en los próximos años. Con Trump impulsando políticas proteccionistas, como aranceles al acero y aluminio, México enfrenta el desafío de defender sus intereses comerciales sin ceder terreno. ¿Podrá Sheinbaum mantener su promesa de defender “dignamente” a los mexicanos, como aseguró en Tlaxcala?
La Cumbre del G7 no solo será un espacio para dialogar con Estados Unidos y Canadá, los socios del T-MEC, sino también una oportunidad para estrechar lazos con otras potencias como Alemania, Francia, Italia, Japón, Reino Unido e India. Rosa Icela Rodríguez destacó que México mantiene una relación basada en el respeto a la soberanía, pero la realidad es que el país llega a este foro en un contexto de tensiones económicas y políticas. Las decisiones que se tomen en Canadá podrían tener un impacto directo en la economía mexicana, especialmente en temas como las remesas y el comercio.
El tema de las remesas, vitales para millones de familias mexicanas, está en el centro de la controversia. En Estados Unidos, se ha planteado la posibilidad de imponer impuestos a estos envíos, una medida que Sheinbaum ha calificado de “discriminatoria”. La presidenta ha prometido llevar esta discusión al G7, buscando aliados para presionar contra esta iniciativa. Sin embargo, con un Trump fortalecido en su segundo mandato, no está claro si México logrará imponer su postura o si quedará atrapado en negociaciones desfavorables.
Rosa Icela Rodríguez, desde Palacio Nacional, insistió en que México tiene una posición destacada a nivel global. Según ella, la presencia de Sheinbaum en el G7 es una muestra del respaldo que tiene la presidenta, tanto en México como en el extranjero. Pero las palabras optimistas no ocultan los retos: el T-MEC enfrenta una revisión adelantada, y las tensiones comerciales con Estados Unidos podrían complicar las cosas. ¿Es esta comitiva la adecuada para enfrentar un escenario tan complejo?
La participación de México en el G7, como país invitado, es un movimiento estratégico para reposicionar al país en la escena global. Sin embargo, el gobierno de Sheinbaum no puede ignorar las críticas internas. Mientras la presidenta busca proyectar fortaleza en el exterior, en México persisten problemas de inseguridad, desigualdad y polarización política. La cumbre será una prueba de fuego para medir la capacidad de Sheinbaum de equilibrar su agenda internacional con las demandas internas.
El viaje a Canadá, aunque breve, tiene un peso simbólico. Sheinbaum no solo representará a México, sino que llevará la voz de millones de mexicanos que esperan resultados concretos. La comitiva, con figuras de alto perfil, parece diseñada para enviar un mensaje de unidad y fuerza. Pero en un foro donde las decisiones impactan a nivel global, el verdadero desafío será traducir esta presencia en beneficios tangibles para el país.
La mirada está puesta en Sheinbaum. Su actuación en el G7 será un termómetro de su liderazgo en el escenario internacional. Mientras México busca fortalecer su posición, la pregunta sigue en el aire: ¿logrará la presidenta cumplir con las expectativas, o este viaje será solo una muestra más de la retórica de siempre?

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México en el G7: Sheinbaum lleva su agenda a Canadá con una comitiva de alto perfil
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