En los primeros cuatro meses de 2025, México registró una caída drástica del 77% en la detención de migrantes en comparación con el mismo periodo de 2024. Según datos oficiales, las autoridades mexicanas detuvieron a 108,489 personas en situación migratoria irregular entre enero y abril, una cifra significativamente menor a los 465,191 casos reportados el año anterior.
Esta reducción supera incluso la disminución observada en la frontera sur de Estados Unidos, donde las detenciones cayeron un 87% en el mismo periodo, alcanzando solo 96,210 casos. A pesar de esto, México sigue superando a su vecino del norte en el número total de detenciones, lo que refleja la magnitud del flujo migratorio que atraviesa el país.
La mayoría de estas detenciones, un 62%, ocurrieron en Tabasco, mientras que el 22% se registraron en Chiapas, dos estados clave en las rutas migratorias hacia el norte. Las cifras muestran una tendencia a la baja mes a mes, pasando de 63,457 detenciones en enero a solo 5,898 en abril, según la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación.
Del total de migrantes detenidos, el 81.8% fueron trasladados a estaciones del Instituto Nacional de Migración (INM) como “presentados”, mientras que el resto, principalmente menores de edad y sus familias, fueron canalizados a albergues de la Red DIF. Entre estos, se contabilizaron 7,578 menores de 12 años, de los cuales 47 viajaban solos, un dato que pone en evidencia la vulnerabilidad de estos grupos.
En cuanto a las deportaciones, las autoridades mexicanas reportaron 3,970 personas devueltas a sus países de origen entre enero y abril, siendo Honduras (2,200) y Guatemala (1,007) los principales destinos. Sin embargo, la mayoría de los detenidos, un 88%, recibieron un “oficio de salida” que les otorga 30 días para abandonar el país por su cuenta.
El descenso en las detenciones podría estar ligado a políticas migratorias más estrictas y a una mayor vigilancia en las fronteras, aunque también plantea preguntas sobre el destino de los migrantes que no son registrados. La disminución en México contrasta con las dinámicas en la frontera estadounidense, donde las autoridades han implementado medidas más duras para frenar los cruces irregulares.
Organizaciones de derechos humanos han señalado que, a pesar de la caída en las cifras, persisten problemas como el trato a menores no acompañados y las condiciones en los centros de detención. La canalización de familias y menores a albergues busca mitigar estas críticas, pero aún hay retos en garantizar una migración segura y ordenada.
Este panorama refleja un cambio significativo en la dinámica migratoria de la región, donde México sigue siendo un punto clave en el tránsito hacia Estados Unidos. Las políticas migratorias y su impacto en las personas en movilidad seguirán siendo un tema central en el debate público.