En las calles de León, Guanajuato, animales silvestres como lechuzas, tlacuaches, zorrillos, serpientes y salamandras enfrentan una dura realidad. La expansión urbana ha devorado sus hábitats naturales, obligándolos a buscar refugio y alimento en la ciudad.
El crecimiento descontrolado de la mancha urbana ha alcanzado zonas protegidas, destruyendo los bosques donde estas especies vivían. Muchas no logran adaptarse y mueren en el intento, mientras otras son rescatadas por Protección Civil de León en situaciones críticas.
Estos animales son encontrados en lugares insólitos: escuelas, casas, cañerías e incluso fábricas. Protección Civil reporta un aumento en los rescates, reflejo del deterioro ambiental que empuja a la fauna a entornos urbanos.
La sequía agrava la situación. Coyotes y otros animales buscan agua en cuerpos artificiales, pero estos no están diseñados para ellos, lo que resulta en accidentes o heridas fatales, como explica Charre Medellín, experto en fauna silvestre.
El director de Rancho La Onza en Victoria, Guanajuato, advierte que la presencia de anfibios en aguas contaminadas o aves en zonas industriales es una señal alarmante. Los ecosistemas están colapsando, y la fauna paga el precio.
Protección Civil de León utiliza sus redes sociales para mostrar los rescates y concienciar a la población. Piden reportar avistamientos de animales silvestres, ya que cuentan con el equipo necesario para manejarlos sin poner en riesgo su vida.
La pérdida de hábitat no es solo un problema local. El cambio climático y la urbanización desmedida son amenazas globales que afectan la biodiversidad, dejando a estas especies sin un lugar al que regresar.
León enfrenta un desafío urgente: equilibrar el desarrollo urbano con la conservación de su fauna. Mientras los animales silvestres deambulan por el concreto, su supervivencia depende de acciones concretas para proteger lo que queda de su hogar natural.