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Israel ataca Irán: ¿Busca derrocar su régimen?

Israel ha desatado una ofensiva militar sin precedentes contra Irán, con un ataque sorpresa que ha sacudido la región. En la madrugada del 13 de junio, aviones de combate israelíes bombardearon más de 100 objetivos estratégicos, incluyendo instalaciones nucleares y bases militares. La operación, que involucró 200 aeronaves y 330 municiones, dejó un impacto devastador en la infraestructura iraní.
El analista Daniel Zovatto señala que los objetivos de Israel van más allá de frenar el programa nuclear iraní. La selección de blancos, como científicos nucleares, altos mandos militares y plantas de enriquecimiento, sugiere una estrategia más ambiciosa: debilitar al régimen de Teherán y, posiblemente, provocar su colapso. Este enfoque ha generado un intenso debate sobre las intenciones reales de Israel.
Entre las víctimas de los ataques se encuentran figuras clave del régimen iraní, como el general Mohammad Bagheri, comandante del Estado Mayor, y Hossein Salamí, líder de la Guardia Revolucionaria. Estos golpes buscan desestabilizar la estructura de seguridad de Irán, según expertos. Sin embargo, la operación también ha avivado tensiones en una región ya marcada por conflictos en Gaza y Líbano.
Irán no se quedó de brazos cruzados. En respuesta, lanzó 100 drones contra Israel, que fueron neutralizados por el sistema de defensa Cúpula de Hierro. El régimen de Teherán prometió una venganza contundente, lo que ha elevado el temor a una escalada bélica. La comunidad internacional observa con preocupación, mientras el Papa León XIV llamó a la paz y a evitar amenazas existenciales entre naciones.
Zovatto advierte que, aunque Israel busca desmantelar las capacidades nucleares y militares de Irán, lograr un cambio de régimen podría ser complicado. La población iraní, con un fuerte sentimiento antiisraelí, podría resistir cualquier intento de desestabilización externa. Además, la historia muestra que derrocar un gobierno no siempre garantiza un resultado favorable, como apunta Jonathan Panikoff del Atlantic Council.
El éxito de esta operación también depende del apoyo internacional, especialmente de Estados Unidos. Analistas coinciden en que, sin respaldo militar directo de Washington, Israel no podrá destruir por completo el programa nuclear iraní. Tzachi Hanegbi, asesor de seguridad nacional israelí, reconoció que el objetivo es crear condiciones para un acuerdo político, no aniquilar las instalaciones nucleares.
La ofensiva ha generado reacciones encontradas. Mientras algunos ven en los ataques una maniobra para garantizar la seguridad de Israel, otros critican la estrategia como una provocación que podría desencadenar una guerra regional. La eliminación de figuras clave y el daño a infraestructuras vitales han sembrado confusión en Irán, pero también han reforzado la retórica beligerante del régimen.
El futuro de esta crisis es incierto. Las acciones de Israel han puesto a Irán en una posición vulnerable, pero también han abierto la puerta a un conflicto de mayor escala. La comunidad internacional, dividida, enfrenta el desafío de mediar para evitar una catástrofe. Por ahora, el Medio Oriente permanece en vilo, con el mundo atento a los próximos movimientos de ambas naciones.

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