Este sábado 14 de junio, Estados Unidos vive una jornada de contrastes: mientras el presidente Donald Trump celebra su cumpleaños número 79 con un desfile militar en Washington D.C., miles de personas se movilizan en más de mil protestas en los 50 estados del país. Las manifestaciones, organizadas bajo el lema “No Kings”, buscan rechazar lo que los organizadores califican como autoritarismo del gobierno de Trump.
El desfile militar, planeado para conmemorar el 250 aniversario del Ejército de Estados Unidos, ha generado controversia. Con un costo estimado de entre 25 y 45 millones de dólares, incluirá 6,600 soldados, 150 vehículos y 50 aeronaves. Muchos critican que el evento, que coincide con el cumpleaños de Trump, es más una celebración personal que un homenaje al ejército.
Las protestas, convocadas por una coalición de organizaciones de derechos civiles, se han extendido desde grandes ciudades como Nueva York y Los Ángeles hasta pequeños pueblos. En Filadelfia, se espera una de las marchas más significativas, con el mensaje claro de oposición a lo que los manifestantes consideran una demostración de poder autoritario.
La tensión ha crecido en los últimos días tras las redadas migratorias impulsadas por la administración Trump. En Los Ángeles, las protestas contra estas medidas han dejado cientos de arrestos y enfrentamientos con la Guardia Nacional. Los organizadores de “No Kings” denuncian abusos como detenciones masivas y el uso de la fuerza contra manifestantes pacíficos.
Trump ha defendido el desfile como un espectáculo sin precedentes, afirmando en su plataforma Truth Social que será “mejor y más grande que cualquier otro en la historia del país”. Sin embargo, ha advertido que cualquier protesta durante el evento enfrentará una respuesta con “gran fuerza”, lo que ha avivado las críticas sobre el uso excesivo del poder.
El movimiento “No Kings” busca desviar la atención del desfile en Washington, asegurando que las manifestaciones en todo el país mostrarán el verdadero rostro de la democracia estadounidense. Los organizadores han pedido a los manifestantes actuar de manera pacífica, documentar cualquier abuso de las fuerzas del orden y evitar confrontaciones que puedan desvirtuar su mensaje.
Las protestas también han encontrado eco en líderes locales. Gobernadores demócratas, como Bob Ferguson de Washington, han pedido manifestaciones pacíficas para evitar la intervención militar, mientras que gobernadores republicanos, como Ron DeSantis en Florida, han advertido que no tolerarán disturbios, apoyándose en leyes locales contra manifestaciones violentas.
A pesar de las previsiones de lluvia en Washington, Trump insiste en que el desfile se llevará a cabo “llueva o haga sol”. Mientras tanto, las manifestaciones prometen ser una de las mayores movilizaciones desde que Trump asumió su segundo mandato, reflejando un país profundamente dividido.