En el municipio de Tonalá, Jalisco, la construcción de viviendas en zonas de alto riesgo no se detiene, a pesar de las advertencias sobre posibles deslaves durante las tormentas. Miles de familias viven en casas edificadas en barrancos, enfrentándose a peligros que podrían costarles la vida. Las autoridades locales parecen ignorar la magnitud del problema, permitiendo que estas construcciones irregulares continúen sin control.
La Dirección de Protección Civil y Bomberos de Tonalá admite que no cuenta con una base de datos actualizada sobre las viviendas en riesgo. Esto agrava la situación, ya que no hay un registro claro de cuántas personas están expuestas. Colonias como Nueva Israel, ubicadas al borde de barrancos, son un ejemplo de la vulnerabilidad que enfrentan los habitantes ante las lluvias intensas.
El peligro no es nuevo. Reportes anteriores señalan que en la Zona Metropolitana de Guadalajara existen al menos 4,204 fincas en áreas propensas a inundaciones, deslizamientos de tierra y hundimientos. En Tonalá, la falta de acción municipal para frenar estas construcciones ha dejado a miles de familias en una situación precaria, especialmente durante la temporada de lluvias.
José Luis Torres, un habitante de la colonia Panorámica, vive en una casa construida a ocho metros sobre el nivel de la calle, al borde de un barranco. Aunque su vivienda no ha presentado problemas estructurales, reconoce la incertidumbre constante: “Siempre tiene uno esa duda, de que pase algo por la barranca, algún deslave”. Su historia refleja la realidad de muchas familias que, por necesidad, construyen en estos terrenos.
La falta de intervención de las autoridades es alarmante. En otros municipios, como Zapopan, se realizan inspecciones anuales a fincas en zonas de riesgo, pero en Tonalá no hay visitas regulares. Los vecinos reportan que hace años no reciben atención de las autoridades, quienes solo les han pedido abandonar sus hogares sin ofrecer soluciones reales.
La situación se complica con las promesas incumplidas. Algunos residentes recuerdan rumores de reubicación a terrenos más seguros, pero estas propuestas nunca se concretaron. José Luis Galván, otro vecino de Lomas del Paraíso, señala que la necesidad los llevó a construir en estas zonas: “Al precio que estuvo, no podríamos comprar en otro lado”. La falta de alternativas los mantiene atrapados en un riesgo constante.
Las lluvias recientes han evidenciado la fragilidad de estas construcciones. Encharcamientos, árboles caídos y hasta deslaves han afectado a Tonalá, como el trágico caso de un menor fallecido en Colimilla por un deslave en junio de 2025. Estos incidentes subrayan la urgencia de atender el problema antes de que más vidas se pierdan.
Expertos como Alfredo Celis, de la Universidad de Guadalajara, señalan que los principales responsables son quienes construyen en estas zonas, pero también critican la omisión de las autoridades. La falta de un Atlas de Riesgo actualizado y la permisividad municipal agravan el problema, dejando a los habitantes a merced de la naturaleza.
La Ley de Protección Civil considera un delito grave poner en riesgo la integridad de la población, pero en Tonalá las sanciones parecen inexistentes. Mientras tanto, miles de familias viven con el temor de que una tormenta provoque una tragedia. La inacción del gobierno municipal deja en evidencia un problema que requiere soluciones urgentes.

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Construyen viviendas en barrancos de Tonalá a pesar de los riesgos de deslaves
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