En Cadereyta Jiménez, Nuevo León, la tranquilidad de los hogares se ha visto amenazada por un enemigo silencioso: las víboras. En los últimos días, elementos de Protección Civil han capturado varias serpientes en diferentes viviendas, un fenómeno que ha encendido las alarmas entre los habitantes de este municipio. La presencia de estos reptiles no es un hecho aislado, sino un reflejo de las condiciones ambientales y la falta de acción efectiva por parte de las autoridades locales.
El primer caso ocurrió en la colonia Valle del Roble, donde una familia encontró una víbora de cascabel en el patio de su casa. Aterrados, llamaron a las autoridades, quienes acudieron rápidamente para capturar al reptil. La serpiente, de más de un metro de largo, fue trasladada a un área despoblada, pero el miedo persiste entre los vecinos, quienes se preguntan cómo un animal tan peligroso llegó hasta su hogar.
Horas después, en la colonia Hacienda Los Encinos, otro reporte alertó a Protección Civil. Esta vez, una serpiente no venenosa, pero de gran tamaño, se había colado en un garaje. Los brigadistas lograron retirarla sin incidentes, pero el hecho dejó en evidencia la frecuencia con la que estos reptiles están apareciendo en zonas residenciales. Los habitantes señalan que la maleza y los terrenos baldíos cercanos podrían estar contribuyendo al problema.
Las altas temperaturas y la sequía que azotan a Nuevo León han empujado a las serpientes a buscar refugio en áreas urbanas. Según expertos, estos reptiles se esconden en lugares frescos y sombreados, como jardines, cocheras o incluso dentro de las casas. La situación en Cadereyta no es nueva, pero la reciente ola de avistamientos ha generado preocupación entre la población, que siente que las autoridades no están haciendo lo suficiente para prevenir estos encuentros.
El municipio de Cadereyta, gobernado por Morena, enfrenta críticas por la falta de mantenimiento en áreas verdes y la acumulación de escombros en lotes abandonados. Vecinos denuncian que estos espacios se han convertido en refugios ideales para las víboras, aumentando el riesgo para las familias. La administración local, encabezada por el alcalde Carlos Rodríguez, no ha emitido un plan claro para abordar esta problemática, lo que ha generado molestias entre los ciudadanos.
En 2019, Cadereyta ya había sido noticia por la captura de una serpiente de cascabel de casi cinco metros en una comunidad rural. Aunque los casos recientes involucran reptiles más pequeños, la recurrencia de estos incidentes pone en tela de juicio la capacidad del gobierno municipal para garantizar la seguridad ambiental. Los habitantes exigen fumigaciones, limpieza de terrenos y campañas de concientización para evitar tragedias.
La presencia de víboras no solo representa un peligro físico, sino también un recordatorio de los retos que enfrenta Cadereyta en materia de urbanización y cuidado del medio ambiente. La falta de infraestructura adecuada y la negligencia en el mantenimiento de espacios públicos agravan una situación que podría prevenirse con medidas oportunas. Mientras tanto, las familias viven con el temor de encontrar un reptil en sus hogares.
La Secretaría de Medio Ambiente estatal ha señalado que las serpientes son parte del ecosistema y cumplen un papel importante en el control de plagas. Sin embargo, los ciudadanos argumentan que esta explicación no resuelve el problema inmediato de seguridad. La reubicación de los reptiles capturados es una medida temporal, pero no ataca las causas de fondo que llevan a las víboras a invadir las zonas habitadas.
En Cadereyta, la sensación de abandono es palpable. Los habitantes se preguntan cuánto tiempo más tendrán que lidiar con esta amenaza sin que las autoridades tomen cartas en el asunto. La inseguridad ambiental, sumada a otros problemas como la acumulación de basura y los malos olores de la refinería, pinta un panorama desalentador para este municipio.
Por ahora, las recomendaciones de Protección Civil incluyen mantener los patios limpios, evitar acumular escombros y reportar cualquier avistamiento de serpientes de inmediato. Sin embargo, estas medidas no bastan para tranquilizar a una población que exige soluciones de fondo. La “tierra de serpientes”, como algunos ya llaman a Cadereyta, espera respuestas concretas para recuperar la paz en sus hogares.

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Serpientes invaden hogares en Cadereyta: ¿hasta cuándo la inseguridad ambiental?
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