Un grave incidente sacudió la noche del sábado 8 de junio en la Expo Guadalupe, Nuevo León, cuando un juego mecánico falló y dejó a dos jóvenes lesionados. La atracción, que lanzó por los aires a la pareja, generó pánico entre los asistentes y puso en evidencia la falta de supervisión en estos eventos masivos.
La falla, según reportes, ocurrió en una de las atracciones principales de la feria, cuando un problema técnico provocó que los jóvenes fueran expulsados de sus asientos. Testigos relataron escenas de confusión y gritos mientras el personal de la expo intentaba controlar la situación.
Elementos de Protección Civil de Guadalupe acudieron al lugar para atender a los lesionados, quienes fueron trasladados a un hospital. Aunque no se han revelado detalles sobre su estado de salud, las autoridades confirmaron que las heridas no son de gravedad. Sin embargo, el incidente dejó una pregunta en el aire: ¿cómo fue posible que un juego en mal estado operara sin restricciones?
Tras el accidente, Protección Civil municipal anunció que revisaría todos los juegos mecánicos instalados en la Expo Guadalupe. Esta medida, aunque necesaria, llega tarde para los afectados y pone en duda la efectividad de las inspecciones previas. ¿Acaso no se revisaron las atracciones antes de abrir la feria al público?
No es la primera vez que la Expo Guadalupe enfrenta problemas de este tipo. En octubre de 2021, un accidente similar ocurrió cuando una canastilla de un juego mecánico se desplomó, dejando cuatro personas lesionadas, incluyendo dos menores. Aquel incidente llevó a la suspensión temporal de las atracciones, pero parece que las lecciones no fueron aprendidas.
La falta de acción preventiva por parte de las autoridades locales y los organizadores de la feria es alarmante. Mientras las familias acuden a estos eventos en busca de diversión, se exponen a riesgos que podrían evitarse con una supervisión adecuada. ¿Cuántos accidentes más deben ocurrir para que se tomen medidas serias?
El gobierno de Guadalupe emitió un comunicado asegurando que la seguridad de los asistentes es una prioridad, pero las palabras no bastan. La ciudadanía exige hechos concretos: inspecciones rigurosas, sanciones a los responsables y garantías de que las atracciones cumplen con los estándares de seguridad.
Este nuevo episodio en la Expo Guadalupe es un recordatorio de que la inseguridad no solo se vive en las calles, sino también en los lugares destinados al esparcimiento. La pregunta sigue en pie: ¿hasta cuándo las autoridades permitirán que la negligencia ponga en riesgo a la población?