Un sistema de tormentas severas ha golpeado con fuerza el sur de Estados Unidos, dejando al menos dos personas muertas y un rastro de destrucción a su paso. Las autoridades han confirmado que los fallecidos son dos hermanos, de 13 y 15 años, quienes perdieron la vida en circunstancias trágicas durante el embate del clima extremo.
Los vientos huracanados y las lluvias torrenciales han causado estragos en múltiples estados, desde Texas hasta las Carolinas. Según reportes, más de 150 mil personas se han quedado sin electricidad debido a la caída de árboles y líneas eléctricas dañadas por las tormentas. Las imágenes de las zonas afectadas muestran casas destrozadas, carreteras bloqueadas y comunidades en alerta.
En Mississippi, las autoridades han reportado daños significativos en infraestructura, con postes de luz derribados y techos arrancados. Los servicios de emergencia trabajan sin descanso para atender a los afectados, pero las condiciones climáticas han complicado las labores de rescate y reparación.
Alabama y Tennessee también están en la mira de este sistema meteorológico, con alertas de tornado emitidas en varias regiones. Los meteorólogos advierten que las tormentas podrían intensificarse en las próximas horas, lo que pone en riesgo a millones de personas en el sur y sureste del país.
Además de las víctimas mortales, se han reportado numerosos heridos, algunos de gravedad. En una comunidad de Georgia, una mujer de 87 años y su hijo de 59 años resultaron heridos cuando su vivienda colapsó bajo los fuertes vientos. Los hospitales locales están atendiendo a las víctimas, pero la saturación de los servicios médicos es una preocupación creciente.
El Servicio Meteorológico Nacional ha indicado que este sistema de tormentas es inusualmente grande y podría extenderse hacia el Atlántico Medio en los próximos días. Las autoridades han instado a la población a permanecer en lugares seguros y evitar viajar por carreteras inundadas o áreas con escombros.
En Texas, las tormentas han avivado incendios forestales, lo que agrava la situación en regiones ya afectadas por la sequía. Los bomberos luchan contra las llamas mientras enfrentan ráfagas de viento que dificultan el control de los incendios.
La magnitud de este fenómeno ha llevado a los gobernadores de varios estados a declarar estados de emergencia. Se espera que los esfuerzos de recuperación tomen semanas, especialmente en las zonas más golpeadas, donde la infraestructura ha quedado severamente dañada.
Los residentes de las áreas afectadas han compartido en redes sociales imágenes devastadoras de sus vecindarios, con árboles caídos y casas reducidas a escombros. La solidaridad entre comunidades ha comenzado a manifestarse, con vecinos ayudando a despejar caminos y ofrecer refugio a quienes lo necesitan.
A medida que el clima severo continúa, las autoridades piden a la población mantenerse informada y seguir las indicaciones de los servicios de emergencia. Las próximas horas serán críticas para las regiones en alerta, donde el peligro de más tornados e inundaciones sigue latente.

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Tormentas mortales azotan el sur de Estados Unidos: dos fallecidos y miles sin electricidad
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