El gobernador de California, Gavin Newsom, ha lanzado un llamado desesperado a los ciudadanos para que mantengan la paz en las protestas de Los Ángeles, en medio de una escalada de tensiones provocada por la decisión del presidente Donald Trump de desplegar tropas federales en la ciudad. La medida, que ha sido calificada como un abuso de poder, ha encendido las críticas de líderes locales y nacionales.
Trump ordenó el envío de 2,000 soldados de la Guardia Nacional a Los Ángeles, argumentando que era necesario controlar manifestaciones contra las redadas migratorias. Sin embargo, autoridades locales, incluyendo la policía y el alguacil, aseguraron que las protestas estaban bajo control y no representaban una amenaza significativa. La intervención federal ha sido vista como un intento de crear un espectáculo político.
Newsom, en un tono de desafío, ha denunciado la acción como una violación grave de la soberanía estatal. A través de sus redes sociales, el gobernador demócrata exigió a la administración Trump que retire las tropas, afirmando que la presencia militar solo ha inflamado las tensiones en la ciudad. Más de 20 gobernadores demócratas han respaldado su postura, calificando el despliegue como un alarmante abuso de autoridad.
La Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) también se ha pronunciado, condenando la militarización y anunciando que estudia presentar una demanda contra el gobierno federal. Según la organización, la decisión de Trump pone en riesgo los derechos civiles y socava los principios democráticos al usar las fuerzas armadas para vigilar a los ciudadanos.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, ha descrito el despliegue como una escalada caótica que ha generado miedo en las comunidades. En un comunicado, Bass destacó que la presencia de soldados frente a edificios federales ha creado un ambiente de inseguridad, en lugar de resolver los problemas que el gobierno federal dice combatir.
Tom Homan, designado por Trump como “zar de la frontera”, ha intensificado la controversia al amenazar con arrestar a Newsom y Bass si continúan cuestionando la autoridad federal. Estas declaraciones han sido calificadas por expertos como parte de una estrategia para desestabilizar políticamente a California, un estado clave en la resistencia contra las políticas de Trump.
El historiador Miguel Tinker Salas, de Pomona College, señaló que las amenazas de Homan carecen de fundamento legal y son un intento de generar titulares. Según el académico, el gobierno federal busca proyectar una imagen de fuerza, aunque esto signifique ignorar los principios democráticos que rigen la relación entre estados y la federación.
Por ahora, la situación en Los Ángeles permanece tensa. Las tropas federales siguen en las calles, mientras los líderes locales y los defensores de derechos civiles buscan formas de contrarrestar lo que consideran una maniobra política. La respuesta de California, liderada por Newsom, podría marcar un precedente en la lucha contra las políticas de la administración Trump.
El conflicto ha puesto de manifiesto las profundas divisiones entre el gobierno federal y los estados con liderazgo demócrata. Mientras Trump insiste en que su objetivo es “liberar” Los Ángeles, Newsom y sus aliados argumentan que la verdadera amenaza es la militarización de las ciudades estadounidenses.

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Gobernador de California bajo fuego: suplica paz mientras Trump desata el caos
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