La ciudad de Los Ángeles vive momentos de alta tensión tras el despliegue de dos mil elementos de la Guardia Nacional, ordenado por el presidente Donald Trump. Esta medida responde a las protestas desatadas por operativos migratorios que han generado indignación en la comunidad. Las calles angelinas se han convertido en escenario de enfrentamientos, gases lacrimógenos y detenciones masivas.
Los operativos, liderados por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, comenzaron el viernes y se intensificaron el sábado. En Paramount, más de 50 vehículos federales irrumpieron en una empresa, deteniendo a 65 trabajadores. Activistas y vecinos intentaron bloquear las detenciones, pero fueron repelidos con tácticas militares, incluyendo balas de goma y granadas aturdidoras.
El sábado, las protestas se concentraron en Paramount, donde cientos de personas exigían la liberación de los detenidos. Las autoridades respondieron con fuerza, dejando heridos entre los manifestantes. David Huerta, líder del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios, fue detenido mientras documentaba los hechos, lo que avivó aún más la furia de los presentes.
Trump justificó el despliegue de la Guardia Nacional como una medida para “restaurar el orden”. Sin embargo, el gobernador de California, Gavin Newsom, calificó la acción como “provocativa” y acusó al gobierno federal de escalar las tensiones. La decisión de tomar el control de la Guardia Nacional estatal ha generado un enfrentamiento político entre Washington y California.
Los centros de detención en Los Ángeles están bajo escrutinio. Congresistas y abogados han denunciado condiciones inhumanas, como hacinamiento, falta de comida y agua, y detenciones prolongadas sin acceso a representación legal. El congresista Jimmy Gómez señaló que se les negó la entrada a las instalaciones, lo que aumenta las sospechas sobre las condiciones de los detenidos.
Las redadas no se limitaron a empresas. También se reportaron detenciones en lugares públicos, como almacenes de Home Depot y una tienda de donas. Según el Departamento de Seguridad Nacional, 118 inmigrantes fueron arrestados, incluyendo cinco con presuntos vínculos criminales. Estas cifras han sido cuestionadas por defensores de los derechos humanos.
La respuesta de la comunidad no se ha hecho esperar. Manifestantes han coreado consignas contra las autoridades migratorias y han pintado grafitis en edificios federales. La alcaldesa de Paramount, Peggy Lemons, aseguró que no se reportaron detenciones en el Home Depot local, pero la presencia de agentes federales mantiene a la ciudad en vilo.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, advirtió que, si las protestas continúan, se desplegarán marines desde Camp Pendleton. Esta amenaza ha generado temor entre los residentes, quienes ven en estas acciones un intento de militarizar la ciudad y silenciar las voces disidentes.
La crisis migratoria en Los Ángeles pone en evidencia las profundas divisiones en Estados Unidos. Mientras Trump insiste en su política de mano dura, activistas y líderes locales exigen un enfoque más humano para abordar la migración. La situación sigue desarrollándose, con la ciudad en alerta ante posibles nuevos enfrentamientos.