En Zihuaquio, una comunidad de Coyuca de Catalán, Guerrero, la vida se ha convertido en un infierno para sus habitantes. Los constantes ataques armados por parte de grupos criminales han sumido a las familias en el miedo y la incertidumbre. En un video desgarrador, mujeres, hombres y niños suplican a la presidenta Claudia Sheinbaum y a la gobernadora Evelyn Salgado que intervengan para poner fin a esta pesadilla.
Los pobladores denuncian que los enfrentamientos entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y La Familia Michoacana han escalado a niveles insostenibles. Casas baleadas, familias desplazadas y una niñez marcada por el temor son el pan de cada día. La comunidad, conocida por su producción de mezcal, vive bajo la amenaza constante de sicarios que disparan desde los cerros, dejando a los habitantes refugiados en sus propios hogares.
El clamor de Zihuaquio no es nuevo. En 2019, decenas de familias fueron desplazadas por la violencia del Cártel Jalisco Nueva Generación, que quemó viviendas y destilerías. Aunque algunas lograron regresar años después, la historia se repite. Los pobladores exigen la presencia permanente del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional, ya que la retirada de las fuerzas de seguridad agrava la situación.
En un testimonio conmovedor, una mujer expresó su frustración: “Si algo nos pasa, será responsabilidad de las autoridades. Hemos llamado, hemos suplicado, pero no queremos vivir así”. La comunidad siente que sus gritos de auxilio caen en oídos sordos, mientras los criminales operan con impunidad en la sierra de Tierra Caliente.
La violencia no solo ha paralizado la vida cotidiana, sino también la economía local. Los productores de mezcal y maíz enfrentan pérdidas devastadoras, con ocho mil litros de mezcal y 30 toneladas de maíz sin poder comercializarse. La falta de seguridad impide cualquier actividad productiva, hundiendo aún más a la comunidad en la desesperación.
El pasado 5 de junio, un enfrentamiento dejó tres personas muertas y al comisario de Zihuaquio herido. A pesar de la llegada temporal de militares y agentes de la Guardia Nacional, los pobladores denuncian que las fuerzas de seguridad se retiraron, dejando a la comunidad a merced de los delincuentes. Este abandono ha generado una ola de desplazamientos hacia zonas más seguras.
La situación en Zihuaquio es un reflejo del colapso de la seguridad en Guerrero. Los habitantes señalan que la ausencia de una estrategia efectiva por parte del gobierno federal y estatal ha permitido que los cárteles se fortalezcan. La región de Tierra Caliente, estratégica para el narcotráfico, sigue siendo un campo de batalla donde las familias son las principales víctimas.
Mientras las autoridades brillan por su ausencia, los niños de Zihuaquio crecen con el sonido de las balas como telón de fondo. La comunidad no pide favores, sino el cumplimiento de una promesa básica: vivir sin miedo. La pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo tendrán que esperar los habitantes de Zihuaquio por una respuesta que les devuelva la paz?

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La desesperación se apodera de Zihuaquio: habitantes claman por ayuda ante ola de violencia armada
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