En un operativo que sacude la Tierra Caliente, fuerzas federales desmantelaron un laboratorio clandestino en Arteaga, Michoacán, usado para producir drogas sintéticas. La acción, realizada el 5 de junio, dejó al descubierto la magnitud de las operaciones del crimen organizado en la región.
El poblado de El Espinal fue el escenario donde elementos del Ejército Mexicano, Guardia Nacional, Secretaría de Marina, Fiscalía General de la República y Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana dieron un duro golpe al narcotráfico. En el lugar se aseguraron cantidades alarmantes de precursores químicos y equipos especializados.
Entre lo decomisado destacan 18 mil litros de sustancias químicas y más de 3 mil kilos de materiales para fabricar narcóticos. Además, se encontraron un reactor de síntesis orgánica, un condensador, tinas, tambos y otros utensilios que evidencian la complejidad de este centro de producción ilegal.
El titular de la Secretaría de Seguridad, Omar García Harfuch, destacó que este operativo forma parte de una estrategia para frenar la distribución de drogas que afectan a los jóvenes. Sin embargo, la persistencia de estos laboratorios en Michoacán pone en duda la efectividad de las políticas de seguridad del gobierno federal.
Arteaga, cuna de Servando Gómez Martínez, alias “La Tuta”, exlíder de la Familia Michoacana, sigue siendo un punto rojo en el mapa del narcotráfico. La presencia de células delictivas ligadas a este grupo criminal agrava la inseguridad en la región, dejando a los habitantes en constante zozobra.
El aseguramiento incluyó 94 contenedores con sustancias químicas, 683 costales de precursores y 19 cajas de cartón con materiales peligrosos. Todo fue puesto a disposición del Ministerio Público, que ahora investigará para dar con los responsables de este centro clandestino.
La operación también reveló la falta de detenciones, un patrón recurrente en este tipo de acciones. Esto genera cuestionamientos sobre si las autoridades están atacando realmente las raíces del problema o solo sus síntomas, mientras el narco sigue operando con impunidad.
El impacto económico de este decomiso se estima en 847 millones de pesos, una cifra que refleja las ganancias millonarias del crimen organizado. Sin embargo, la violencia y el miedo que estas actividades generan en las comunidades no tienen precio.
Michoacán continúa atrapado en una espiral de inseguridad, donde los laboratorios clandestinos proliferan ante la aparente incapacidad del gobierno para erradicarlos. Los ciudadanos exigen resultados concretos que vayan más allá de decomisos espectaculares.
Este operativo, aunque significativo, es solo una pieza en el complejo rompecabezas del narcotráfico en México. La pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo se logrará desmantelar no solo los laboratorios, sino las redes que los sostienen?

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Golpe al narco en Michoacán: Desmantelan centro de drogas en Arteaga
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