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Trump y Musk en guerra abierta: La Casa Blanca descarta una tregua tras su enfrentamiento en redes

La relación entre Donald Trump y Elon Musk, dos de las figuras más influyentes de Estados Unidos, ha llegado a un punto de ruptura. Según la Casa Blanca, no hay planes para que ambos se reúnan y busquen una reconciliación tras su reciente enfrentamiento en redes sociales. Lo que parecía una alianza sólida se ha desmoronado en medio de acusaciones públicas y tensiones políticas.
El conflicto estalló cuando Musk criticó en la red social X el proyecto de ley fiscal impulsado por Trump, calificándolo como una “abominación”. El magnate no se quedó ahí y lanzó insultos directos contra el presidente, desatando una tormenta mediática. Trump, por su parte, respondió con dureza, minimizando el papel de Musk en su gobierno y dejando claro que no tolerará desafíos a su autoridad.
Fuentes cercanas a la Casa Blanca revelaron que Trump no está interesado en dialogar con Musk para calmar las aguas. La posibilidad de una llamada telefónica, que algunos esperaban como un intento de tregua, fue descartada. Este rechazo marca un quiebre definitivo en una relación que alguna vez fue clave para la agenda del presidente.
El enfrentamiento comenzó a gestarse días antes, cuando Musk utilizó su plataforma para cuestionar la política económica de Trump. Sus publicaciones, algunas de las cuales fueron borradas, generaron especulaciones sobre un posible apoyo a figuras demócratas. Esto enfureció al entorno de Trump, que ve en Musk una amenaza para la cohesión de su administración.
La Casa Blanca, en un intento por controlar el daño, aclaró que Musk no tiene autoridad formal en el Departamento de Eficiencia Gubernamental, conocido como DOGE. Aunque el empresario fue nombrado asesor del presidente, su rol se limita a recomendaciones sin poder de decisión. Esta declaración busca reducir la percepción de que Musk tiene un control significativo en el gobierno.
El impacto de esta ruptura va más allá de lo personal. La pelea pública entre Trump y Musk ha generado incertidumbre en los mercados, especialmente en las empresas vinculadas al magnate como Tesla y SpaceX. Los inversionistas temen que la inestabilidad política afecte los proyectos conjuntos entre el gobierno y estas compañías.
En el ámbito político, la disputa ha avivado el debate sobre el papel de los empresarios en la Casa Blanca. Críticos señalan que la influencia de Musk, un multimillonario con intereses globales, podría haber generado conflictos de interés. Mientras tanto, los aliados de Trump lo respaldan, argumentando que el presidente debe priorizar su agenda sin ceder a presiones externas.
La tensión entre ambos no muestra signos de disminuir. Trump ha declarado a medios que “no piensa” en Musk y que no hablará con él “por un tiempo”. Estas palabras reflejan una postura inflexible, dejando abierta la pregunta de cómo evolucionará este enfrentamiento en los próximos meses.
Para muchos observadores, esta ruptura es un reflejo de las profundas divisiones dentro del entorno de Trump. La salida de Musk como aliado cercano podría debilitar la capacidad del presidente para avanzar en su agenda tecnológica y económica. Sin embargo, otros creen que Trump aprovechará esta crisis para consolidar su liderazgo.
El desenlace de esta batalla entre titanes sigue siendo incierto. Lo que está claro es que la relación entre Trump y Musk, alguna vez celebrada como una unión de mentes brillantes, se ha transformado en un choque de egos que sacude los cimientos de Washington.

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