La industria textil de Uriangato y Moroleón, en Guanajuato, enfrenta una crisis alarmante en el primer trimestre de 2025. Las ventas han caído a niveles críticos, golpeadas por la creciente inseguridad y la feroz competencia de tiendas en línea que ofrecen precios bajos y entregas a domicilio.
Los comerciantes locales reportan un panorama desolador. Una vendedora de pantalones de mezclilla señaló que, incluso en sábado a mediodía, las ventas son prácticamente nulas. Antes, los camiones de compradores abarrotaban la zona desde la madrugada; ahora, la afluencia ha disminuido drásticamente.
La violencia en las carreteras ha ahuyentado a los mayoristas, quienes prefieren comprar directamente en fábricas para evitar riesgos. Esto, sumado a la llegada masiva de mercancía china y la falta de mano de obra calificada, pone en jaque a los negocios, que ven sus ganancias desplomarse.
Los tianguis de ropa, que alguna vez fueron un motor económico, hoy lucen casi vacíos. Los pocos compradores que llegan encuentran calles con escasa actividad, reflejo de una inseguridad que el gobierno no logra controlar.
Ante este caos, los comerciantes claman por acción. Exigen a los tres niveles de gobierno estrategias efectivas para reactivar las ventas y frenar la violencia que asfixia la región. Sin respuestas concretas, muchos temen el cierre definitivo de sus tiendas.