En un operativo que ha puesto en alerta a la capital de Chihuahua, elementos de la Agencia Estatal de Investigación catearon tres domicilios en diferentes puntos de la ciudad, como parte de una investigación vinculada a recientes homicidios que han incrementado la preocupación entre los habitantes. Las acciones, realizadas este 5 de junio, responden a la creciente ola de violencia que parece no dar tregua en la región.
Los cateos se llevaron a cabo en las colonias Misión del Valle II, Paseo de las Misiones e Industrial, según información oficial. Las autoridades, apoyadas por la Dirección de Seguridad Pública Municipal, irrumpieron en las viviendas en busca de pruebas que permitan esclarecer los hechos violentos que han marcado a la ciudad en las últimas semanas. La operación fue meticulosamente planeada, con un despliegue táctico que sorprendió a los vecinos.
La Fiscalía General del Estado ha confirmado que estas diligencias están relacionadas con el homicidio de Gabriel Alejandro Díaz Acencio, un joven de 19 años que perdió la vida el pasado sábado en el fraccionamiento Cumbres de San Francisco. El crimen, que ha conmocionado a la comunidad, habría ocurrido tras una riña que comenzó en el Bar República y se trasladó a las calles, donde la violencia escaló hasta un fatal desenlace.
Durante los cateos, las autoridades lograron la detención de una persona, aunque su identidad no ha sido revelada. Este arresto podría ser clave para desentrañar la red de violencia que azota a Chihuahua, una ciudad que, según reportes, se mantiene entre las más violentas del país. Los operativos reflejan el esfuerzo por combatir la inseguridad, pero también evidencian la gravedad del problema.
Extraoficialmente, se sabe que el homicidio de Díaz Acencio está ligado a una disputa entre jóvenes, algunos de ellos identificados como “juniors”, quienes habrían continuado una pelea iniciada en el bar. Uno de los involucrados sacó un arma de fuego, disparando contra la víctima, quien fue trasladada por un amigo a un hospital, pero ya no presentaba signos vitales al llegar. Este incidente ha generado indignación entre los ciudadanos.
La intervención en los domicilios no solo buscaba evidencia física, como armas o documentos, sino también testimonios de vecinos que pudieran aportar datos relevantes. Las autoridades revisaron minuciosamente cada propiedad, asegurando el perímetro y restringiendo el acceso para garantizar la seguridad durante las diligencias. La presencia policial fue notable en las zonas intervenidas.
La violencia en Chihuahua no es un tema nuevo, pero operativos como este subrayan la urgencia de frenar la escalada de crímenes. En lo que va de 2025, los homicidios dolosos han mantenido en jaque a las autoridades locales, que enfrentan críticas por la falta de resultados contundentes. La ciudadanía exige respuestas y medidas efectivas para recuperar la tranquilidad.
Este caso también pone en el reflector la vida nocturna de la ciudad, donde bares y reuniones sociales a menudo son el escenario de conflictos que terminan en tragedia. La muerte de Gabriel Alejandro no es un hecho aislado, sino parte de una problemática más amplia que las autoridades parecen incapaces de controlar por completo. Los operativos son un paso, pero la solución sigue siendo esquiva.
Mientras la investigación avanza, la detención de una persona durante los cateos abre una esperanza para esclarecer este crimen. Sin embargo, la opacidad en los detalles mantiene a la población en vilo, esperando justicia para la víctima y sus familias. La Fiscalía ha prometido continuar con las indagatorias, pero el tiempo dirá si estas acciones logran frenar la violencia.
Chihuahua vive momentos de tensión, y los habitantes se preguntan hasta cuándo seguirán los titulares sobre homicidios y operativos. La ciudad, una vez más, se encuentra en el centro de la tormenta, con un futuro incierto en materia de seguridad.