El sábado 29 de marzo, miles de personas tomaron las calles de Dinamarca para mostrar su respaldo a Groenlandia, un territorio autónomo danés que enfrenta crecientes presiones por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha insistido en su intención de controlarlo.
En Copenhague, cerca de 2 mil manifestantes se reunieron frente a la Embajada de Estados Unidos, mientras que en Aarhus, la segunda ciudad más grande del país, alrededor de mil personas se congregaron en el centro para expresar su solidaridad con la isla ártica.
La protesta responde a las recientes declaraciones y acciones de Trump, quien ha reiterado su interés en anexionar Groenlandia, argumentando que es crucial para la seguridad nacional de Estados Unidos. Esto ha generado tensiones con Dinamarca y rechazo en la propia Groenlandia.
Henriette Berthelsen, una enfermera groenlandesa que vive en Dinamarca y organizó la marcha en Copenhague, destacó la importancia de apoyar a Groenlandia ante lo que considera una presión desproporcionada de Estados Unidos, un país que históricamente ha sido pacífico.
La manifestación ocurre tras la polémica visita del vicepresidente estadounidense, JD Vance, a la base militar de Pituffik en Groenlandia, un viaje que fue criticado por las autoridades danesas y groenlandesas, quienes lo vieron como un intento de influir en la región.
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, calificó de injustas las críticas de Vance hacia la gestión de Dinamarca en Groenlandia, mientras que el ministro de Exteriores, Lars Løkke Rasmussen, las consideró inapropiadas y llamó a Estados Unidos a reflexionar sobre su postura.
Pancartas con mensajes como “Groenlandia es de los groenlandeses” dominaron las protestas, reflejando el sentir de los manifestantes, quienes ven en las acciones de Trump una amenaza a la autonomía de la isla y a su relación con Dinamarca.