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Autoridades descubren arsenal explosivo en Sinaloa: ¿hasta cuándo la violencia?

En un nuevo golpe a la seguridad en Sinaloa, elementos de la Secretaría de Marina encontraron un campamento abandonado del crimen organizado en el municipio de Cosalá. El hallazgo, realizado durante un operativo terrestre, expone la magnitud del problema que azota la región.
En el lugar, las autoridades aseguraron 39 tubos de emulsión explosiva, un material de alta potencia utilizado en actividades mineras, pero que en manos criminales se convierte en una amenaza letal. Estos artefactos, capaces de detonar rocas, reflejan el nivel de peligro al que se enfrentan los habitantes de la zona.
Además de los explosivos, se decomisaron mil 208 cartuchos de diversos calibres y 20 cargadores. El arsenal encontrado demuestra la capacidad de fuego de los grupos delictivos que operan en Sinaloa, un estado donde la violencia no parece ceder.
El operativo también permitió el aseguramiento de equipo táctico, incluyendo cinco chalecos y cinco placas balísticas. Estos elementos, usados frecuentemente por células criminales, muestran la preparación de estos grupos para enfrentarse incluso a las fuerzas armadas.
Junto con el armamento, se encontraron 300 dosis de marihuana, con un peso aproximado de 1.5 kilogramos. Este hallazgo pone en evidencia cómo el narcotráfico sigue siendo una de las principales fuentes de inseguridad en la región.
El campamento, descrito como improvisado y en estado de abandono, fue localizado gracias a la coordinación entre la Marina, el Ejército Mexicano, la Guardia Nacional y otras autoridades estatales. Sin embargo, la ausencia de detenciones en el operativo levanta dudas sobre la efectividad de estas acciones para desmantelar las redes criminales.
Sinaloa sigue siendo uno de los estados más afectados por la violencia ligada al crimen organizado. En los últimos meses, los decomisos de explosivos han ido en aumento, lo que refleja un preocupante incremento en el uso de armamento de alto calibre por parte de los cárteles.
Este hallazgo se suma a otros operativos recientes en la entidad, donde se han asegurado laboratorios clandestinos, vehículos robados y más armamento. La situación pone en tela de juicio las estrategias de seguridad del gobierno, que parecen incapaces de frenar la escalada de violencia.
Mientras las autoridades presumen resultados, la población de Cosalá y de todo Sinaloa sigue viviendo bajo la sombra del miedo. Los decomisos, aunque necesarios, no resuelven el problema de fondo: la impunidad y la falta de control en las zonas dominadas por el crimen organizado.
La pregunta que queda en el aire es cuánto tiempo más tendrá que pasar para que se implementen medidas efectivas que devuelvan la paz a los sinaloenses. Cada nuevo operativo parece ser solo un paliativo ante una crisis que no tiene fin a la vista.

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