Una operación militar en Michoacán culminó con la captura de 17 presuntos sicarios, entre ellos 11 colombianos, señalados por su implicación en la explosión de una mina terrestre que mató a ocho soldados. El hecho ocurrió el pasado martes en el poblado El Santuario, en los límites entre Michoacán y Jalisco, una zona marcada por la violencia entre cárteles.
La XXI Zona Militar, con sede en Morelia, confirmó que los detenidos fueron localizados en una casa de seguridad en el municipio de Los Reyes. En el lugar se encontraron materiales para fabricar explosivos caseros, similares a los usados en el ataque. También se decomisaron armas de fuego, cargadores y cartuchos.
El gobierno colombiano verificó que 11 de los detenidos son de su nacionalidad y tuvieron vínculos con las Fuerzas Militares de ese país en el pasado. Esta revelación pone en evidencia la creciente presencia de exmilitares extranjeros en grupos delictivos mexicanos, un fenómeno que preocupa a las autoridades.
La mina que causó la tragedia destruyó un vehículo blindado tipo SandCat, dejando un saldo de ocho militares muertos y dos heridos graves. Los soldados realizaban un operativo contra el narcotráfico en una región disputada por el Cártel de Los Reyes y el Cártel Jalisco Nueva Generación, dos grupos en constante conflicto.
Según las investigaciones, los detenidos forman parte de una célula del Cártel de Los Reyes, una organización surgida hace una década tras la fractura de los grupos de autodefensa que combatían a Los Caballeros Templarios. Este cártel mantiene una violenta disputa territorial con el CJNG.
La captura de los presuntos responsables se logró tras un operativo especial del Ejército Mexicano, apoyado por el 17/o Batallón de Infantería. Los detenidos fueron entregados a la Fiscalía General de la República, que ahora indaga su estatus migratorio y posibles antecedentes en Colombia.
El gobierno de México no ha señalado directamente a un grupo criminal como autor del ataque, pero la presidenta Claudia Sheinbaum condenó el uso de artefactos explosivos contra las fuerzas de seguridad. Este incidente resalta la falta de control en zonas donde la violencia se recrudece sin freno.
Michoacán ha sido escenario de múltiples ataques con explosivos en los últimos años, algunos lanzados desde drones. Entre 2018 y 2024, al menos seis soldados murieron por minas antipersonales, según datos oficiales. La escalada de violencia en la región refleja un problema de seguridad que sigue sin resolverse.
La Cancillería colombiana aseguró que los detenidos recibirán atención consular para garantizar sus derechos legales. Sin embargo, también llamó a fortalecer la cooperación entre México y Colombia para combatir el narcotráfico y la participación de mercenarios en actividades criminales.
Este suceso pone en el centro del debate la incapacidad del gobierno para contener la violencia en regiones clave. La presencia de exmilitares extranjeros en cárteles mexicanos agrava un panorama de inseguridad que afecta a comunidades enteras en Michoacán y más allá.